Por CAROLINA JACKY / Seguramente alguien me dirá “bienvenida al comercio exterior”, y tendré que darle la razón.
Me gustaría estar equivocada y que alguien me explique qué parte no entiendo de como “achicar Argentina”.
La semana pasada tuve varias propuestas desde el exterior para dictar vía Internet un curso sobre Perspectiva y Violencia de Género.
Para quien no lo sepa el Gobierno de la Provincia de Mendoza, por Decreto Provincial, declaró de interés público un curso de capacitación sobre la Ley Micaela que entregamos vía Internet.
Este curso se fue difundiendo en el país, y más allá de que en otras ocasiones nos han requerido el curso desde el exterior, nunca se le prestó atención a esa alternativa.
Hoy Argentina se está quedando sin dólares, estamos prácticamente en un feriado bancario de divisas y existen temores hasta de aquellos que tienen sus dólares en los bancos.
Parece que en Argentina todo es posible, y nuestra historia así lo ha demostrado.
Ya sabemos que pasa cuando nos dicen que “el que apuesta al dólar pierde”, “que les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”, “el que puso dólar recibirá dólar”, “la inflación es fácil de resolver”, “no vamos a tocar el cepo”, y parece que vamos a repetir la historia.
Esta vez pensamos que dar el curso al exterior sería una forma de mantener el nivel de ingresos, y hasta acrecentarlo.
Aunque no estamos hablando de grandes sumas, como algunos dicen “todo suma”.
Así fue como uno se pregunta cómo se hace esto, como pagan desde el exterior el curso, como y a donde depositan el valor del curso, y finalmente como llega el mismo a las manos de quienes trabajan en ese curso a distancia al exterior.
Para esto hubo que hacer la consulta.
Ante la consulta, y en un país como la Argentina, que suponemos ávida de que ingresen divisas, la respuesta fue que para eso debía concurrir al Banco Nación, al área de comercio exterior ya que estábamos exportando conocimiento.
Debíamos abrir una cuenta especial donde nos liquidarían la divisa previa a las retenciones e impuestos correspondientes, más los gastos bancarios, y por supuesto todo ello a valor oficia
Es evidente que para un pequeño emprendimiento, tener que generar todo esa estructura para cobrar por el trabajo no incentiva a nadie, “Game over”
Esto me llevó a pensar qué pasaría si Argentina permitiera, aunque sea a pequeños emprendedores, comerciar libremente y recibir la divisa sin ningún tipo de retención o descuento.
Qué pasaría si se pudiera permitir ese ingreso por ventas al exterior hasta por X dólares mensuales o anuales, en forma libre.
Seguramente serían miles de dólares o euros, que entrarían al país.
Este dinero seguramente se volcaría al mercado provocando mayor oferta de dólares.
Todos sabemos que ante una mayor oferta el precio del producto tiende a bajar.
Quienes realicen esas ventas seguramente destinaran una parte a ahorro, pero otra lo gastarán, y esto ayudaría a todos.
El final de la historia es corta, hemos desistido de la propuesta de vender servicios al exterior. No vale el esfuerzo.
No dejaremos de capacitar en Perspectiva y Violencia de Género a personas en el exterior ya que es parte de nuestra militancia, pero desde ya en nada podremos ayudar para una Argentina más grande.
Estamos achicando Argentina y la estamos convirtiendo en un país inviable.