El conmocionante femicidio de Micaela García y el frustrado jury al juez de Gualeguaychú, Carlos Rossi, responsable de la libertad condicional del asesino de la joven entrerriana, se aborda en el libro “Crímenes menores” de la periodista Sandra Miguez, quien pese al resultado de ese juicio lo consideró “histórico” porque fue “el primer jury a un magistrado por un tema de género”.
Micaela García fue asesinada el 1 de abril de 2017 por Sebastián Wagner, que Rossi, juez de Ejecución Penal de Gualeguaychú, había dejado en libertad condicional luego de violar a dos mujeres, sin tener en cuenta los informes que advertían que el hombre debía continuar preso.
El asesinato de la joven derivó en un jury contra Rossi, del que participaron como testigos de contexto la antropóloga Rita Segato y el psiquiatra Enrique Stola.
Miguez, que presenció el juicio a Rossi e integra la organización que propuso la intervención de Segato y Stola, dialogó con Télam sobre este proceso judicial del que dejó testimonio en su obra, editada por Azogue Libros.
- Télam:¿Por qué consideró importante escribir un libro sobre el proceso judicial al juez Rossi?
- Sandra Miguez: Me pareció necesario que todo quedara documentado para que quienes no estuvieron en ese recinto pudieran conocer lo que había pasado allí y que nos permita pensar en las responsabilidades que tienen otras áreas del Estado, en este caso la justicia, en torno al tema de la violencia de género. Fue el primer jury a un magistrado por un tema de género y fue también la primera vez que en este tipo de enjuiciamientos se incorporó a dos especialistas en calidad de testigos de contexto, es decir personas que por su vasta experiencia pudieron aportar conocimiento para dar cuenta de las características particulares que tienen los delitos de odio, los crímenes de poder, como son los crímenes sexuales.
- T: ¿Cómo cree que impactó la muerte de Micaela en la sociedad?
- S.M: El terrible feminicidio de Micaela sacudió a toda la sociedad. Era una joven comprometida, militante del Ni Una Menos, activa a nivel político, con una sensibilidad social que se manifestaba en todas sus acciones, consciente del tema de la violencia de género, entonces que haya sido víctima de un crimen de poder como es un feminicidio era impensado, inadmisible y sin embargo sucedió. Esta trágica situación puso en evidencia a todo un sistema judicial que comete graves errores en el proceso jurídico, al no considerar a los delitos y crímenes sexuales por lo que son, crímenes de odio, crímenes de poder. Y lamentablemente los analiza como si fueran “crímenes menores”, como señala Rita Segato. Esto es algo que sucede en el sistema judicial en el país. En las distintas denuncias que realizan las mujeres frente a las diferentes formas de violencias se ponen “bajo sospecha” sus testimonios, se demoran las resoluciones o las terminan perjudicando y revictimizando, bajo las formas de un garantismo misógino, que minimiza y subestima las violencias.
- T: ¿Qué significó la libertad condicional del asesino de Micaela cuando tantos expertos advertían que no era conveniente?
- S.M: La libertad condicional de Sebastián Wagner empezó a ser discutida y analizada a partir de la fatal noticia de la muerte de Micaela. El juez Rossi le había otorgado el beneficio de la libertad condicional a Wagner, que estaba purgando en cárcel por los delitos de dos violaciones –y un tercer caso que no pudo comprobarse-. Los informes de los tres equipos interdisciplinarios decían que no había que otorgarle la libertad condicional y definían el perfil de Wagner como el de una persona que no admitía el daño causado, con comportamientos inadecuados en la esfera psicosexual, de inestabilidad emocional, y que calificaron como “comportamiento desviado”. Sin embargo Rossi desoyendo estas recomendaciones de los equipos técnicos, le otorga la libertad condicional y sucede con posterioridad el feminicidio de Micaela.
- T: ¿Qué dejó el proceso de jury de enjuiciamiento a Rossi?
- S.M: Puso en evidencia cómo un sistema judicial sigue sin dimensionar de qué manera esos crímenes condicionan la vida de las mujeres, y evidencia la falta de perspectiva de género en el sistema judicial que reproduce un esquema en donde se desconoce el derecho de las víctimas. Y donde además se da una defensa corporativa de sus integrantes. En este jury fue el procurador Jorge García quien debía acusar y no solo no lo hizo, sino que aportó los argumentos para la defensa del juez Rossi. Creo que este proceso deja muchas preguntas abiertas: si es viable en términos reales y efectivos interpelar al Poder Judicial; si quienes integran este poder están en condiciones de escuchar los reclamos que se están realizando, si pueden dimensionar la problemática de los crímenes de odio hacia mujeres, travestis, trans; si pueden reconocer en el ejercicio cotidiano del sistema judicial esas prácticas misóginas, patriarcales y machistas.