Por NOTICIAS MENDOZA / Kilómetros de textos al servicio del deporte y de su influencia de padre bueno se han escrito y ensayado alrededor del mundo, en todos los tiempos.
A nadie le cabe duda que una niña o un niño o un grupo de ellos que practica alguna disciplina crece con ventajas sobre quienes no tuvieron la oportunidad de cultivarse en el ritual de desarrollar el cuerpo. Y muchos menos donde el entrenamiento constante y la competencia rigurosa desarrollan y potencian periódicamente la mente y el cuerpo, o al revés. Es como el paradigma del huevo o la gallina. ¿Será entonces…, primero el cuerpo y después la mente? Para el caso de la salud integral el dilema no reviste mayor importancia. Sí lo que desde la histórica evolución de la humanidad civilizada se conoció a través de la cita latina de las Sátiras de Juvenal. Completa reza: “Orandum est ut sit mens sāna in corpore sānō (Sátira X, 356)”. Traducido: mente sana en cuerpo sano.
Sobre esta flexión del alma se basa el presente capítulo deportivo que tiene en su centro a un atleta asombroso, muy distinto.
Levantó dos veces la copa del mundo, una vez la medalla de oro olímpica y otra más un subtítulo planetario. Eso sí, hay que aclarar, en este deporte llamado hockey, que ya practicaban los griegos unos 400 años antes de Cristo. Y que varios años después de correr tanto tras la bocha a alguien -debe haber sido una personalidad muy original- se le ocurrió montarlo sobre unos patines.
Su visita a Mendoza, desde el Viejo Continente, ya había trascendido hace dos semanas y el martes -25 de junio de 2019, pasadas las 17.30- se materializó en la pista de hockey sobre patines de Casa de Italia, en San Martín.
Gaby Cairo llegó solo, conduciendo una utilitaria blanca, el segundo día de la primera ola polar del invierno 2019. No logró encontrar estacionamiento en el frente del club porque la expectativa había ocupado todos los lugares en la Calle Marconi.
Los pequeños atletas de las categorías Promo, Mini y Preinfantil hacía rato se habían sacudido la gélida temperatura mareando las bochas sobre las baldosas en las que “el crack magnánimo” había entrenado, en solitario, durante siestas eternas. Mucho antes de que llegara su entrenador, en su tiempo niño: “El Coco” Alcaraz.
Llegó tan ensimismado y comprometido con los chicos que se sumergió en el camarín y saltó sobre la pista con la humildad de quien se pone a una altura de no más de un metro sesenta. Y los miró a los ojos. Y la devolución de los otros 17 pares de ojos se acoplaron y comenzó la clase, regada de jugadas y estrategias. Complementadas de los consejos que solo uno de los mejores jugadores de hockey sobre patines del mundo puede dar.
Sin mensuras, primero los más chicos y un poco más tarde -cuando ya había llegado la noche- los jóvenes preinfantiles y prejunior, lograron acuñar la experiencia de la magnitud de un fenómeno que rara vez llega. Pero que cuando aterriza en el patio de casa, enciende la sangre, hincha el pecho y el destello de las pupilas no puede dejar registrar lo que ya es un recuerdo inconmesurable. Claro, sin medidas, ahora todo parece transcurrir en cámara lenta. Repasando cada momento y cada palabra dicha.
Tan claro y nítido ahora es el recuerdo como una gota de alquitrán, en una hoja en blanco.
Al menos para esa página que se quedó muda corriendo tras la historia que se borró y comenzó de nuevo. Una y otra vez, en forma circular, con la llegada del hombre que reprogramó la mente de los nuevos jugadores que a partir de ese momento juegan a ser …, campeones.
Gabriel Cairo, conocido como Gaby en su natal San Martín, Mendoza. Nació el 7 de marzo de 1969.
Es un exjugador de hockey sobre patines argentino que fue dos veces campeón del mundo en 1995 (Recife) y en 1999 (Reus), subcampeón mundial en 2001 (San Juan) y ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, donde se incluyó al hockey sobre patines como deporte de exhibición.
Se formó desde muy chico en el Club Casa de Italia de Hockey sobre Patines fundado en 1969 por iniciativa de los hermanos Frávega, también exjugadores del mismo club mendocino.
Como jugador del Club Barcelona, ganó ocho ligas españolas, cinco copas de Europa, cuatro supercopas europeas, cuatro copas del Rey y una copa intercontinental.
Es hermano de Alejandro Cairo, Pablo Cairo y Mauricio Cairo, quienes también integraron el equipo que obtuvo la medalla de oro olímpica. Fue considerado como uno de los mejores jugadores de hockey sobre patines del mundo.
Fotos: gentileza de Ángel Mauad.