Por CARLOS FERNÁNDEZ / Héctor Fabián Campos (37) la semana entrante comenzará a recorrer un camino que demandará tiempo y dedicación tanto de su familia como de los profesionales que conocieron su caso y que viene de una historia de hace unos ocho años.
El primer paso lo dará en el Hospital Perrupato donde será recibido en la Dirección del nosocomio con el objetivo de comenzar a estudiar la fractura completa de tibia y peroné que observa en su pierna derecha y que nunca logró dejarlo postrado. Al punto tal que actualmente el hombre quebrado recorre distintos barrios donde vende, montado en su bicicleta, tortas y pan casero que elabora con su compañera Yésica Tello (28).
Una vez que su problema de salud sea detalladamente analizado por los médicos del hospital regional del Este de Mendoza, el médico de cabecera emitirá un certificado en el que se especificará su tipo de discapacidad y el porcentaje que muestra. Porque para poder acceder a una pensión por discapacidad deberá demostrar un 70 por ciento de discapacidad.
Con el expediente que se inicie en la Municipalidad de General San Martín, Héctor Campos, tendrá la posibilidad de aspirar al beneficio económico que lo dejará tranquilo si es que debe quedar internado unos meses hasta que sea dado de alta. Esto, si es que los facultativos del Perrupato concluyen que su quebradura es operable, de ser así, qué tipo de materiales necesitará en la cirugía y hasta si necesitará alguna prótesis.
Si el expediente por la pensión por discapacidad fuera iniciado toda la documentación deberá ir hasta Buenos Aires donde se decidirá si reúne las condiciones para obtener el beneficio, claramente, desde la Administración Nacional de Seguridad Social, ANSES.
La fractura de Héctor
El hombre fue atropellado por un automóvil “hacen unos ocho años, sobre la Ruta 7, en Buen Orden”, recuerda Héctor. Por el accidente fue atendido en el Hospital Perrupato donde lo atendieron por la fractura completa de tibia y peroné. “En ese momento me operaron y me enyesaron la pierna completa. Estuve un año con el yeso”, relata.
Pero “el material que me pusieron se dobló y se me volvió a quebrar”, añade. Entonces lo volvieron a operar y le colocaron un tutor. “Se le infectó la pierna y cuando quisieron sacarle el tutor uno de los tornillos se le había hecho carne y al momento de retirarlo se le volvió a quebrar”, completa su señora, Yésica Tello (28).
Luego vino una tercera intervención por el que Héctor debió permanecer enyesado un año más. “Pero como los huesos soldaron mal debieron volver a quebrarlos”, contó. Fue el momento en que decidieron amputarle la pierna. “Entró al quirófano y al momento en el que lo abrieron se dieron cuenta que los músculos y los tendones estaban bien. Entonces decidieron dar marcha atrás”, agregó Yésica.
Desanimado por tanto trajín Héctor no volvió al hospital y se encomendó a Dios y tomó coraje para trabajar en las condiciones que está actualmente.
Con la nueva esperanza de ser atendido médicamente en el Perrupato ahora Yésica pide: “Necesito la pensión porque si me lo internan yo no voy a poder salir a trabajar y tengo que mantener a los chicos”, plantea. Tiene dos hijas, una de cinco y otra de tres. Y un varoncito de dos.
“Solamente tengo una tarjeta que me dieron en la municipalidad para comprar por mes mercadería por 250 pesos”, dice con desdén Héctor. “Eso, la verdad, no me sirve, por ni siquiera sabemos cuando está depositado el dinero y no alcanza para nada”, completa. La tarjeta a la que se refiere se encuadra en el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria que se emite mediante el Banco de la Nación Argentina.
El lunes Héctor iniciará un nuevo capítulo en la larga historia de su pierna derecha quebrada y lo hará desde su humilde casa en la Calle Prolongación del Carril Norte, desde el Costa Canal hacia el Oeste, tercera casita a la derecha.