Por CAROLINA JACKY / Un día donde las mujeres concurrieron a la plaza, mezclándose con hombres, dejando sus casas, comprometiéndose con una revolución que también les pertenecía.
No tenían permitido hacer eso, eran tiempos en que se les prohibía estudiar.
Tiempos en que una niña de 14 años se opuso a casarse por mandato de su padre, y que por tamaña insolencia se la recluyó en un convento, del cual escapó y demando casarse con su “amor” Martín Thompson.
Bella, inteligente y algo liberal, Mariquita Sánchez fue una de las mujeres de Mayo.
Cuatro años de lucha le costó para que el Virrey Sobremonte autorizara su casamiento.
Conocida por todos como Mariquita Sánchez de Thompson, tuvo un rol importante en aquellos tiempos. Sus cartas, escritos, como las tertulias en su casa, fueron eslabones necesarios para la Revolución.
En su casa como en la de otras mujeres de Mayo se conspiraba contra Cisneros.
Como olvidar a Casilda Igarzabal, esposa de Nicolás Rodríguez Peña, cuando, con un grupo de mujeres visitó la casa de Cornelio Saavedra para sumarlo a la Revolución, para que no dudara de esa decisión.
¿Imaginan a ese grupo de mujeres presionando al Comandante del Cuerpo de Patricios para que tomara partido por la Revolución?
¿Imaginan a esas mujeres llevando al Comandante Saavedra a la casa de Casilda Igarzabal, donde lo esperaban Juan José Castelli y Manuel Belgrano?
María Guadalupe Cuenca, esposa de Moreno, prestaba su casa para reuniones clandestinas y hasta discutía estrategias con su marido.
Para ese día de Mayo ya otras mujeres habían hecho lo suyo.
Martina Céspedes, nombrada sargento mayor por Liniers por su heroica participación durante las invasiones inglesas.
Manuela Pedraza también combatiente en esas invasiones, peleando junto a su marido.
María Ana Perichon de Vandeuil de O’Gorman, Juana Moro de López, Juana Azurduy, entre otras tantas que siempre ocultamos en nuestra historia.
Cualquiera de sus vidas, y su entrega a la Patria merecen que se las recuerde en estos días.
Merece destacar el compromiso de Manuel Belgrano, quien como partidario de la mujer apoyó su lucha por su emancipación y les otorgó el derecho a la educación.
Más de 200 años han pasado, y la pregunta que nos deberíamos hacer es ¿Cómo estamos hoy?
Ayer, en 1810, el pueblo se concentró en la Plaza de Mayo, hombres y mujeres. Hoy 2019 la Plaza de Mayo lucía vacía.
En la foto de hoy día vemos como la mayoría de los asistentes al TEDEUM eran hombres, por lo que todavía las mujeres no se integran, a pesar que son la mitad del padrón electoral.
En aquel tiempo, salvando las distancias, había un motivo que movilizaba a todos, la Revolución, el primer gobierno patrio, los primeros pasos para la independencia.
¿Qué nos motiva hoy?
La sensación de un pueblo sin esperanzas.
Cuando las mujeres todavía luchan por sus derechos, cuando aun teniendo las leyes no se cumplen, cuando sobre ellas pesa toda la crisis económica.
Las mujeres de hoy son las primeras en ser despedidas, las que transitan por los tribunales por una cuota alimentaria, son permanentemente derivadas y no atendidas.
Son las que manejan la economía del hogar, y sobre ellas pesan todos los efectos psicológicos de la crisis, cómo pedirles que vayan a una plaza o que festejen o que tengan esperanza en un día como hoy.
Frente a tanta adversidad no dudo que serán las mujeres las que, como lo hicieron con Saavedra, aprieten a los hombres para que todos y todas, en un día como hoy, podamos gritar… VIVA LA PATRIA!!!
#NI UNA MENOS