Pablo Maximiliano Armando es un hermano por adopción de Mendoza, tierra que viene visitando desde antaño. Ahora está echando raíces en Punta de Vacas, en el departamento de Las Heras, en la alta montaña mendocina, desde donde está entrenando sus ojos para ver la inconmesurable altura cordillerana.
Las piedras, el agua bajando, la gélida brisa de otoño, las flores y las plantas que allí poco abundan, con los pumas deambulando, escabulléndose entre las quebradas, y los recuerdos, amables y no tanto, han sido algunos de los pretextos de la presente seria de instantáneas de montaña.
El hombre, que hace unos días cumplió los 47 en plena altura, viene de incursionar en la pintura y en diversas formas expresivas de su arte que le brota desde el alma. También en su camino creativo llegó a componer canciones.
Una de ellas la ajustó en una despedida brevísima junto a otro hijo de Mendoza, Darío Ghisaura. Cruzando al Sur el nombre de la bella composición donde Maxi es la voz y la música de Darío.
Sirva el marco musical para poder disfrutar las fotos de Maxi Armando de la bellísima mirada de la montaña silenciosa.
Y el siguiente texto que en la soledad escribió hacen escasas horas, aún sin título, con la claridad absoluta de alguna especie rara que contempla durante años sus uñas espina:
subida o bajada
para caer volando
para volar subiendo
asperezas del terreno
que recuerdo suaves
lienzo que dibujan
sol y sombras de la misma roca
donde el tiempo pasa pero lento
se que mi ojo te completa
yo soy el hombre que retorna
a su niñez al contemplarte
no me dejaste caer porque te amo
y prometí mi cuerpo a tus alturas
soy el extremo frágil
de tu inclemencia sin deseo
rebelde mansion sin arquitecto
que me enseña el curso sin discurso
que me gasta y me endurece al viento
escalarte me desciende
mi propósito se olvida para Ser
síntesis del mundanal
acallándose en tu cima