Por CAROLINA JACKY / ¿Imaginaría Don Francisco de Quevedo allá en el 1603, que en 2016 se recordaría este poema que nos habla de los poderes y de la influencia del dinero sobre las personas y la sociedad?
Don Francisco, en este poema, nos recuerda cómo se consigue el dinero, sus propietarios, de lo que puede hacer con reyes y burgueses, y nos muestra el poderío que este da.
Cómo “CAMBALACHE”, del Maestro Enrique Santos Discépolo, este poema de Quevedo tiene hoy plena actualidad.
Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Luego de 6, 7 u 8 femicidios (dependiendo de lo que cada uno entienda o quiera entender por femicidio) en un término de 2 meses, la Provincia de Mendoza fue centro de todas las miradas.
Sin dudas el caso del “triple femicidio” fue el que más impactó por la crueldad de los hechos y la calidad de los sobrevivientes.
De todos los femicidios, posiblemente no recordemos el nombre de las víctimas, salvo el de una de ellas, JULIETA GONZALEZ.
Lamentablemente el recuerdo no es por ella sino por quien hoy se nos presenta como imputado por el delito de femicidio (art. 80 inc. 11 del Código Penal), ANDRÉS DI CÉSARE.
Quizás por ser hijo de un importante, y según dicen, “poderoso hombre de negocios” de nuestra sociedad, ANDRES DI CÉSARE ocupó y seguramente ocupará las portadas de noticias de todos los medios, hoy y hasta la sentencia.
Desde un primer momento se tomó conocimiento que la familia de este “hombre” contrató 8 profesionales del derecho para que se encarguen de la causa. También hizo lo propio con profesionales de la salud, resaltando la figura de un reconocido médico psiquiatra de nuestro medio.
La primera acción de este grupo de profesionales fue solicitar la prisión domiciliaria para este femicida de 23 años, quien a simple vista goza de muy buena salud, y por lo menos no parece que su familia se hubiera preocupado antes por algún problema con su salud que hoy mereciera ser atendido para tal solicitud.
¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Ante una sociedad tan golpeada por los últimos hechos, nunca tan inoportuno pedido en este caso y frente a un delito de estas características.
La inoportunidad política de este pedido no tiene explicación.
Ni el Poder Judicial, ni el Poder Ejecutivo podían permitir que esta situación se diera por más pedidos que pudieran existir por parte de la familia o de sus profesionales.
Más allá de estos poderes, un poder superior impide esta solución, y ese poder es el “poder de la ley”.
Los días previos a la toma de decisión fueron cargados de informaciones y desinformaciones.
El Ministerio Público en forma inmediata puso en conocimiento de la causa los informes del Cuerpo Médico Forense.
Las pericias realizadas en el vehículo de ANDRÉS DI CÉSARE y en el cadáver de JULIETA GONZALEZ eran y son contundentes. JULIETA GONZALEZ, después de muerta daba su último testimonio, bajo sus uñas estaba el ADN de ANDRES DI CÉSARE.
ANDRÉS DI CÉSARE fue el autor de este aberrante homicidio, fue quien descargó todo su odio contra JULIETA, una mujer de 21 años, con la cual mantenía una relación paralela a otra, y que ocultaba.
Mientras esto sucedía las redacciones de los medios periodísticos especulaban con lo que pudiera suceder.
Nunca Francisco Quevedo, ni Santos Discépolo hubieran imaginado el mundo de las comunicaciones que hoy tenemos. Ellos no saben del poder que hoy tiene “Mr. Phone”.
Es tal el avance de la tecnología que ni los más avezados profesionales, magistrados, gobernantes y familiares de imputados pueden creer las huellas que dejan cada vez que usan estos “teléfonos celulares”, como las famosas “redes sociales”.
ANDRES DI CESARE fue uno de los que dejó las huellas por el uso de esta nueva tecnología, pero también parece que la están dejando quienes hoy pretenden defender al imputado.
En los corrillos se hablaba de que se le iba a conceder la prisión domiciliaria, que el tema estaba ya resuelto; que la seguridad de ANDRES DI CESARE estaba garantizada en el sistema carcelario para lo cual se habrían pagado $50.000; que sus profesionales habrían facturado un millón de pesos por la defensa, mientras otros decían que eran dos millones de pesos; que la familia habría hablado con gente del poder y que la respuesta habría sido que esperen unos meses, que hoy la sociedad no soportaría una resolución así.
Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
ANDRES DI CESARE tiene 23 años, tiene una vida, y tiene testigos de esa vida. Tiene una familia, y antecedentes de su relación dentro de la familia.
Sin dudas el carácter violento no se hereda, es un tema cultural, o sea que se aprende, se copia, se imita.
Ni Quevedo, ni Discépolo conocían de la “violencia de género” y menos de “perspectiva de género”.
Hoy todavía hay muchos que no saben qué significan estos términos y su alcance.
Hasta en el mundo del derecho es algo que, por lo menos en Argentina, recién estamos empezando a discutir.
Algunos lo confunden con el garantismo y estos lo confunden con la mano dura.
Ni garantismo, ni mano dura, es un nuevo derecho que todavía no está en las currículas de nuestras universidades y que por tanto muy pocos conocen.
Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Hoy Don Dinero se tendrá que enfrentar a un nuevo derecho, a un nuevo paradigma, un derecho humano que no conocieron Quevedo, Discépolo, ni Valerio, pero que puede llegar hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y ningún poder podrá modificar la situación de un hombre que comete un delito tan aberrante como el del odio hacia una mujer.
Por vos JULIETA… en tu memoria.
#NI UNA MENOS
Carolina Jacky
