Por CAROLINA JACKY / Cuando nos dicen que aumentó la pobreza, cuando nos dan los índices de desempleo, cuando conocemos cuáles son los límites de la indigencia y de la pobreza, nos resistimos y negamos a ubicarnos por debajo en los límites de esas cifras.
Todos hemos bajado la calidad de vida, hemos cambiado hábitos y costumbres intentando no caer en esas franjas de indigencia o pobreza.
El deterioro es progresivo, y todos los días se nos hace más difícil no entrar en esos índices que evitamos.
Mientras siguen cerrando negocios, empresas, industrias, despidiendo gente, mientras dejamos de cuidar nuestra salud, sin esperanzas, muchos no nos damos cuenta que se nos están conculcando derechos.
Miramos el dólar mientras la tasa de interés se lleva todo lo que tenemos.
Nos muestran el dólar cual espejismo en el desierto, pero estamos en el desierto, bajo el sol y sin agua. Espectadores de cómo, quienes nos tienen que representar, a los codazos, tratan de entrar en las listas, o lo que es peor, un gobierno que se tilda de democrático y no autoritario trata de evitar que un frente electoral se pueda presentar en las elecciones, corrompiendo a otros dirigentes políticos, con un cargo, para impedir que el electorado tenga otra opción en las elecciones.
Ir contra el orden institucional, violar el derecho de elegir y ser elegido mediante prácticas corruptas, nos muestra que Argentina adolece de la peor de las pobrezas, la pobreza moral.
No solo hemos perdido en lo económico, sino también en derechos. Cuando a nuestro gobierno poco le importan nuestros derechos, estamos en grave peligro.
La patria no está en peligro, los que estamos en peligro somos sus habitantes. Cómo vamos a pretender defender los derechos humanos, cuando, ningún derecho es revindicado por nuestras autoridades.
Dónde están los derechos de los ancianos, de nuestros jubilados y pensionados, la mayoría indigentes o pobres, salvo los privilegiados (pocos).
Donde están los derechos de los trabajadores, de los enfermos, de los discapacitados, de los sin techo, de las mujeres, niños, niñas y adolescentes.
Repasemos nuestra Constitución Nacional y los Tratados y Convenciones Internacionales, veamos aquella legislación sobre derechos humanos que colocó a Argentina en primer lugar en el mundo… ley de matrimonio igualitario, ley de identidad de género, ley de trata, ley de muerte digna, ley de derechos del paciente, ley de violencia de género, y tantas otras que devinieron de los tratados incorporados a la Constitución del 94… ¿Que nos pasó?
Hoy la mayoría siente con el bolsillo, es verdad, no sabe cómo mantener un nivel de vida digno. Poco se piensa en los derechos que se nos han conculcado. Hemos perdido derechos, y esto si es grave. Podemos no tener dinero, pero si no tenemos derechos, perdimos el arma para defendernos.
Los pueblos tienen en los derechos la mayor de sus armas, y deben procurar no perderla.
Lo importante es ver quien vela más por nuestros derechos, quien privilegia derechos a bolsillo. Lo sucedido y denunciado por el candidato José Luis Espert es de gravedad, más allá de tener o no posibilidades.
Hoy es Espert, mañana es Del Caño o Lavagna o sos vos.
Las elecciones son una de las herramientas del sistema democrático que permite al pueblo elegir y ser elegido. Violar este derecho es una muestra de autoritarismo venga de quien venga, y haber realizado actos tendientes a que esto ocurra demuestra el grado de corrupción que tenemos dentro de la dirigencia política.
A días de haber conmemorado el fallecimiento de Manuel Belgrano, quien dijo “Ay, patria mía”, hoy todos deberíamos recordar cuando dijo: “La vida no es nada si la libertad se pierde”.