Al cumplirse 197 años de la muerte de Remedios de Escalada, el autor recuerda las circunstancias de aquel hecho: los desplantes de Buenos Aires a San Martín y el insólito derrotero de la lápida de la tumba de su mujer.
El 3 de agosto de 1823, se cumplen hoy 197 años, moría en Buenos Aires a los 25 años Remedios de Escalada. En Mendoza estaba su marido, el general José de San Martín, tras haber renunciado al Protectorado en Lima en setiembre de 1822 y regresado a Chile para atravesar la Cordillera y llegar a su “ínsula cuyana”.
Remedios había nacido el 20 de noviembre de 1797 en el hogar de Antonio José de Escalada y Tomasa de la Quintana, matrimonio ampliamente vinculado cuya casa era escenario de famosas tertulias. Poco antes de morir Antonio José, en 1821, el enviado de los Estados Unidos en Buenos Aires, John Murray Forbes, le informó al secretario de Estado John Quincy Adams (años más tarde presidente de ese país) que había conocido a “don Antonio José de Escalada, el hombre más rico de la ciudad y suegro del famoso general San Martín”.
El Libertador perseguido
La persecución del gobierno porteño al Libertador y otras circunstancias lo demoraron y no pudo llegar al lecho de muerte de su esposa. Prueba de los desplantes de las autoridades de la época a San Martín y su campaña los había vivido un año antes en carne propia el coronel peruano Antonio Gutiérrez de la Fuente, enviado para pedir la colaboración y terminar esa campaña, siendo desairado en forma descarada. Sólo algunos caudillos se ofrecieron a ayudar a San Martín e incluso algunos lo habrían acompañado a Buenos Aires, pero él se negó para no desatar un enfrentamiento.
Adolfo P. Carranza recibió el testimonio de su sobrina Trinidad Demaría de los últimos momentos de Remedios: “Murió como una santa pensando en San Martín que tardó en llegar unos meses después, con amargura en el corazón y un desencanto y melancolía que no le abandonaría jamás”. Dejaba una hija, Mercedes Tomasa, de casi siete años, “una diablilla”, diría su padre, consentida por su abuela doña Tomasa de la Quintana de Escalada.
Un homenaje de mármol
Remedios fue sepultada en el cementerio de la Recoleta, que hacía poco se había inaugurado. Ya en Buenos Aires San Martín le hizo levantar un monumento de mármol que encargó al ingeniero francés Felipe Bertrés con la leyenda “Aquí descansa Remedios de Escalada. Esposa y amiga del Gen. S. Martín. 1823”. En el espacio superior lleva una especie de nube con un reloj de arena en el centro y, en pequeñas letras, al pie dice “Fecit Bertrés”.
En 1928 se renovó el monumento, levantándose una columna formada por cubos de mármol con la misma leyenda. (¡La lápida original terminó en una casa de remates!) Afortunadamente, un gran argentino, don Enrique Udaondo, que puso su talento y su fortuna al servicio del Museo de Luján, compró la pieza y la llevó a esa institución.
En la década del setenta la original se restituyó a su destino y es la que hoy cubre la tumba de Remedios de Escalada, cumpliéndose nuevamente el deseo de su marido.
Autor: Roberto L. Elissalde * Historiador. Académico de número y vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación. Publicado en la Gaceta Mercantil.