Por TANIA STUMBERGER / La artista Sonia Stumberger es de Mendoza con ascendencia de origen esloveno. Está casada con Luis y tiene 5 hijos.
Se recibió de Diseñadora Industrial en la Universidad Nacional de Cuyo.
Además de su actividad profesional, desde 1994 a la fecha, ha incursionado en distintas técnicas de pintura, dedicándose actualmente a la acuarela.
Fue alumna de la acuarelista María Elena Correa
Ha participado de diversas muestras grupales e individuales. Realizó la ilustración de cuentos y portadas de libros. También actuó como asesora de etiquetas de vino en una muestra de nivel internacional. Se ha desempeñado como docente de Plástica, alternando esta actividad con la creación y exposición de sus obras.
Sus trabajos tamizados por la luz, siempre dentro de gamas suaves, oscilan entre los grises y los ocres. También predominan los tonos pasteles con múltiples variaciones cromáticas.
¿Qué recordás de tus primeros momentos en el arte?
– Estudie y me recibí de Diseñadora Industrial. Luego me di cuenta que necesitaba comenzar a crear algo artístico que incluyera un trabajo con las manos. Por eso es que primero comencé con el diseño. Si bien no pude ejercer mi carrera porque me dedique a criar a mis hijos, y el trabajo demandaba mucho tiempo, igual siempre tuve ese deseo de seguir con algo referido al arte.
El primer año de la facultad, diseñadores, artistas plásticos y ceramistas estábamos juntos en un mismo lugar de estudio porque era común para todos, y en segundo año se dividía. Fue en este primer año que conocí a la acuarelista María Elena Correa. Y comencé a tomar clases con ella, y me gusto.
¿Cuál fue tu motivación para pensar en ser artista?
-Una necesidad interior de hacer algo creativo. Además me vincule con gente que empezó arte conmigo, había una convivencia de estudio que me daba más motivación.
¿Cuáles son las temáticas que aborda tu obra?
-Mis obras son figurativas. Hago paisajes, retratos.
¿Qué materiales elegís para trabajar?
-Acuarela principalmente, que es todo un desafío por el proceso que lleva y no siempre es fácil conseguir el material. También trabajo con oleo.
¿Cómo definirías tu espacio de trabajo?
-El taller está en mi casa y es amplio, aunque ahora me cambie a un lugar que es más pequeño pero tiene una buena iluminación.
¿Qué artistas admiras?
-Admiro las obras de Guillermo Roux, Lelie Abadie, y a Ewa Karpinska. Y también las acuarelas de los ingleses.
¿Qué otros intereses tenes?
-Me gusta todo lo manual, como el trabajo que realiza un electricista o un plomero, por eso si hay que hacer algún arreglo en casa, trato dentro de lo que puedo, hacerlo yo misma. Es algo que disfruto hacer.
¿Hay algo más que te gustaría contarme sobre tu persona y / o tu trabajo?
– Cuando pinto se me pasan las horas, y es allí donde me doy cuenta que me gusta lo que hago. Me compenetro, es un tiempo en que te desconectas del mundo y solo me enfoco en la pintura. Descanso la mente y necesito estar en silencio absoluto para que fluya la imaginación.
¿Qué le dirías a los futuros artistas que quieran vivir del arte?
-Es difícil vivir solo del arte. Porque todo es muy relativo. Hay buenos artistas que venden sus obras y otros igual de buenos que se les dificulta.
El común de la gente compra una obra que le combine con sus muebles o el tamaño de la pared o lo que está de moda. Es reducido el público que puede acondicionar su casa al cuadro.
Pero igual considero que todo depende de la pasión. Hay artistas que son recibidos en la facultad de artes y se dedican a la docencia, o tienen su propio taller. Y entre ellos hay algunos que trascienden.