La iniciativa se realiza en el complejo Almafuerte, tiene un lapso de duración de dos años aproximadamente, y se ofrece cuando la persona privada de libertad se encuentra próxima al cumplimiento del tiempo estimado para el otorgamiento de su libertad condicional.
El Servicio Penitenciario de la Provincia fue la primera institución carcelaria del país en abordar está problemática desde un cambio de paradigma, entendiendo a la violencia de género como un problema estructural y cultural, por lo que resulta imprescindible trabajar con quienes estén detenidos por ejercer conductas violentas contra la mujer.
Mediante la resolución 1603 firmada en noviembre de 2016 por parte de las autoridades penitenciarias, se creó un programa específico de intervención para condenados por delitos contra la mujer que se encuentren alojados en complejos y unidades penales de la provincia.
Dicho programa está bajo la supervisión de la Coordinación de Tratamiento, perteneciente al Servicio Penitenciario, y tiene como fin trabajar con varones condenados para promover un cambio en sus conductas y actitudes y, de este modo, reducir la probabilidad de reincidencia, y lograr un mejoramiento en su calidad de vida y en la construcción vínculos más saludables con las mujeres, cualquiera sea el ámbito.
Nahir Otero, a cargo de la Coordinación de Tratamiento informó que Mendoza fue la primer provincia del país en trabajar con el varón en cuestiones de violencia de género y expresó que “entendemos que las cuestiones de violencia no se resuelven únicamente empoderando a la mujer, por eso el cambio de paradigma, al tratarse de una problemática estructural de la sociedad, el abordaje debe ser integral, trabajar con los varones en la deconstrucción de estereotipos machistas que han naturalizado y que los llevan a la comisión de estos delitos, para garantizar los derechos de las mujeres y, al momento de reinsertarse en la sociedad, lo hagan desde una masculinidad más justa y equitativa”.
Es importante destacar que este programa surgió en el marco de la urgencia de la implementación de la ley nacional 26.485 de Protección Integral a las Mujeres y la creciente visibilización de femicidios y violencia hacia las mujeres producida en nuestro país.
Además el programa se enmarca dentro de la ley, bajo los lineamientos básicos de establecer programas de reeducación destinados a los hombres que ejercen violencia para sensibilizar, prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, en cualquiera de sus manifestaciones.
Programa
Desde la Coordinación de Tratamiento explicaron que el programa para los condenados es de carácter voluntario, programado e individualizado y respetando las normas que regulan la convivencia, la disciplina y el trabajo.
Por tratarse de personas condenadas, el tratamiento se lleva a cabo en el complejo Almafuerte tiene un lapso de duración de dos años aproximadamente, y se ofrece cuando la persona privada de libertad se encuentra próxima al cumplimiento del tiempo estimado para el otorgamiento de su libertad condicional.
“El tratamiento consta de tres etapas. Las dos primeras son grupales y apuntan a identificar necesidades y recursos para la adherencia al tratamiento, desarrollar procesos reflexivos sobre el modelo masculino hegemónico y sus consecuencias, o incentivar procesos de aprendizaje para prevenir la violencia contra las mujeres, entre otros. Una vez finalizadas estas etapas, aquellos varones que presenten voluntad e implicancia subjetiva para el cambio, inician la última etapa individual que tiene como finalidad estimular la toma de conciencia de las conductas violentas” explicaron desde la coordinación.
En cuanto a los procesados, los mismos participan de un circuito de talleres de concientización y prevención del delito bajo resolución 1711/16, destinados a trabajar sobre aspectos como, distorsiones cognitivas sobre género, regulación emocional y orientación a familiares de procesados por delitos contra la mujer.
Aquí, los talleres son dictados por psicólogos, trabajadores sociales, personal de seguridad, profesores de educación física, y efectores de salud mental del Ministerio de Salud de la provincia, en forma interdisciplinaria. Estos, se realizan semanalmente, y la conformación de grupos varia conforme a los ingresos.
En todos los casos, se trabaja fortaleciendo las redes familiares y sociales que favorezcan a la persona en su reinserción.
Capacitaciones en otras provincias
Desde este concepto en ser los primeros en abordar esta problemática, instituciones penitenciarias de otras provincias han solicitado la colaboración de nuestros profesionales especializados para visitar otros servicios penitenciarios y capacitar a su personal, a efectos de incorporar y replicar estos nuevos conceptos, programas y talleres para poder llevarlos a cabo”, comentó Otero.
Hasta el momento, Tucumán y Tierra del Fuego han sido capacitadas aunque existe el interés de San Luis y de otras provincias de la región en tratar esta situación, para trabajar en la disminución de casos de violencia contra la mujer.