Nueve proyectos de investigación científica sobre aspectos geográficos, biológicos, económicos e históricos vinculados al ejercicio de la soberanía argentina sobre Malvinas, la Antártida y el Atlántico Sur fueron puestos en marcha con una inversión de 32 millones de pesos por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).
En los equipos que llevarán adelante los distintos proyectos hay investigadores con experiencia en campañas científicas en la Antártida y en el Atlántico Sur, mientras que cinco de los nueve proyectos tienen previsto desarrollar tareas de campo en las Islas Malvinas.
Investigadores que integran los proyectos seleccionados recibieron sus diplomas esta tarde, en el Palacio San Martín de la Cancillería, de manos del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; el presidente de la Agencia I+D+i, Fernando Peirano, y el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Guillermo Carmona.
Rosana Guber, integrante del proyecto “Los rostros y la savia de la guerra de Malvinas. Organización social y económica de dos fuerzas terrestres en la defensa de Puerto Argentino, 1982” contó que “esta investigación busca reconstruir a partir de dos batallas muy costosas para ambos bandos, como fueron las de Monte Longdon y Tumbledown, su organización social, a través de los recursos sanitarios y alimentación, y su organización política a través de sus mandos”.
“En Malvinas los soldados conscriptos combatieron junto a cuadros profesionales y ese es otro aspecto interesante para revisar la lógica del Estado; para esta investigación vamos a trabajar con antropólogos sociales, antropólogos históricos, arqueólogos de campos de batalla, y veteranos para ayudarnos a comprender la lógica militar”, agregó.
Florencia Milanese, integrante del proyecto “Conexiones entre Malvinas, Patagonia y Península Antártica durante el desmembramiento de Gondwana”, indicó que “nuestra plataforma continental es uno de los principales argumentos para nuestro reclamo de soberanía en Malvinas, y es algo sobre lo que ya había podido hacer estudios a partir de muestras que un geólogo argentino había tomado en Malvinas en 1981”.
“Hay una discusión académica acerca de dónde vino el bloque de Malvinas, una teoría es que Malvinas formaba parte de África y que después de desprenderse se acercó a América del Sur, uno de los objetivos de este trabajo es someter a una evaluación científica muy rigurosa esa teoría”, completó.
Susana Pereyra, parte del proyecto “Poder infraestructural aplicable a la soberanía en el Atlántico Sur”, planteó que el objetivo es “abordar el poder a través de las infraestructuras, dar repuesta desde una visión argentina al escenario Atlántico, de cara a nuestra perspectiva hacia la Antártida, poniendo en valor los recursos y viendo al mar como un gran contenedor”.
“Este proyecto ya está en marcha y a través de superposiciones de capas de información ya logramos confeccionar un atlas de Malvinas”, destacó.
Diego Gabriel Zelaya, del proyecto “El Banco Burdwood: un “hot spot” de diversidad escasamente conocida”, sostuvo que “este banco es una meseta submarina al sur de las Islas Malvinas en una zona que cobró mayor relevancia a partir de la creación de áreas marítimas protegidas en los últimos años”.
“Esta iniciativa busca la conexión entre Malvinas, la Patagonia y la Antártida pensando qué pasa en el presente con la fauna y en contribuir al conocimiento sobre las comunidades marinas y la diversidad biológica de un área de la que es excepcionalmente poco lo que se conoce, a pesar de que se investiga desde el siglo XIX; Banco Burdwood presenta una biodiversidad mayor que la del resto de nuestra plataforma continental y la Antártida, hay muchas especies que son nuevas para la ciencia y por eso formamos un grupo de especialistas con la idea de construir un inventario”, añadió.
Pablo Fontana, del proyecto “La construcción del espacio antártico y del Atlántico Sur a través de la memoria antártica argentina”, dijo que “esta iniciativa utiliza la historia oral como metodología para el rescate de la memoria de nuestros antárticos y trabajar donde las distintas representaciones de nuestro territorio en la Antártida a lo largo del tiempo”.
“Como subproducto, este proyecto va a construir un registro audiovisual de la historia antártica argentina que va a quedar disponible para todos los investigadores que quieran abordar este campo”, ponderó.
Esteban Avigliano, del proyecto “Fortalecimiento de capacidades analíticas para el manejo sustentable y la conservación de pesquerías del atlántico sur argentino”, sostuvo que “la premisa es estudiar nuestros recursos pesqueros transfronterizos como el calamar o merluza, que en muchos casos se crían en nuestra plataforma, pero después salen de la milla 200 donde son pescados en aguas internacionales sin posibilidad de regulación”.
“No sabemos cuántas de estas poblaciones tenemos en nuestras aguas ni tampoco cómo migran, para eso vamos a desarrollar de manera local herramientas de micro química que nos permitan hacer esos relevamientos pero que también puedan usarse después en otras investigaciones”, añadió.
Gisela Sancho, del proyecto “Orígenes y evolución de la biota terrestre de las Islas Malvinas”, apuntó que “el objetivo es conocer origen y evolución de la biota de Malvinas a través de patrones en común con especies presentes en el sur de Argentina y otras islas, teniendo en cuenta su capacidad de dispersión o eventos geológicos cómo el levantamiento de Los Andes o eventos climáticos cómo las glaciaciones”.
“A través de la investigación sobre distintas formas de vida, como las plantas o los arácnidos, buscamos entender qué papel jugo la Antártida como nexo para conexiones biológicas entre las masas continentales”, señaló.
El ministro de Ciencia, Daniel Filmus, sostuvo: “nadie puede financiar estas investigaciones si no es el Estado, son todos temas sustantivos para los argentinos y en varios casos directamente vinculados a la explotación de nuestros recursos económicos, por lo que estos proyectos se vuelven estratégicos para el desarrollo nacional y el ejercicio de nuestra soberanía”.
“Esta iniciativa tiene además el beneficio de la creación de redes de universidades y organismos científicos que interactúan en cada uno de los proyectos y enriquecen la interdisciplinariedad que vemos en los seleccionados; esto es un aporte serio y sustentable en el tiempo porque cualquier política de ciencia o de soberanía debe ser sostenido en el tiempo para ser exitosa”, remarcó.
En tanto, Peirano enfatizó que “esta es una construcción en la que ponemos en el centro de la escena a la ciencia como elemento de soberanía y en la que a los que reconocemos no es a los investigadores como individuos, sino a redes de universidades y organismos públicos con un carácter federal y perspectiva de género”.
Peirano recordó que “hoy no tendríamos la extensión que tenemos en el mar argentino sin la evidencia científica que se produjo para sostener nuestro planteo diplomático, y en este sentido esta iniciativa promueve distintas miradas para una perspectiva renovada de nuestras islas que profundice argumentos y reclamos a través de la ciencia; por eso también celebramos el regreso de los vuelos de cabotaje a Malvinas que va a permitir que varios de estos equipos desarrollen trabajo de campo en nuestras islas”.
Por su parte, Carmona, remarcó que “estos proyectos abordan nuestras Malvinas, el Atlántico Sur y la Antártida desde una perspectiva de integralidad muy importante en el ejercicio de nuestra soberanía”.
“Malvinas requiere un abordaje multidisciplinario, vinculado a los estudios de nuestra Antártida y nuestro mar, eso es algo que llevó un tiempo construir, pero más allá de los altibajos de una iniciativa tan valiosa como ‘Pampa Azul’ nos ha puesto frente al desafío del desarrollo del conocimiento en función de la soberanía nacional”, completó.
La convocatoria fue organizada por la Agencia I+D+i -a través del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT)- y la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
Se destinó a la misma $ 25 millones por el término de 18 meses; del total de la suma destinada, la Agencia I+D+i aportó el 75%, y el 25% restante la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur.
Además, la Agencia I+D+i destinó un adicional de 8 millones para proyectos que prevean trabajo de campo en la zona de Patagonia y/o las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes, así como de la Antártida y del Atlántico Sur.