Cinco de la mañana. Sábado 27, la noche se enfrió un poco en el Barrio San Pedro. Un vecino aseguró, varias horas después, que las valijas que llevaban los representantes de la joven delincuencia en San Martín eran suyas. Dijo que se las robaron, pero hasta el momento no había hecho la denuncia.
Cinco de la mañana. Los chicos pasan orondos. Uno se vuelve, mira a la cámara de seguridad y decide desactivarla. Claro, corta los cables. Pero todo quedó grabado, a las cinco de la mañana del sábado en una vereda de la Manzana 27.
Quienes ejercen gobierno sobre la filmación, ahora transformada en pruebas, sí hicieron la denuncia. Quedó todo asentado como “robo en tentativa”. Todo se tramita en la Comisaría 12 en el departamento de General San Martín, Mendoza, Argentina.
Los representantes de la joven delincuencia no asombran a los habitantes de algunos barrios. Se supo que algunos los conocen pero no quieren meterse en problemas. Ya bastante tienen con un país que no promete paz, o al menos poco más de algo que levante el ánimo.
Todos están cansados, hasta la joven delincuencia que en San Martín opta por imaginar una selfie con la cual ufanarse en algún momento de esparcimiento frente a colegas. Claro, en la calle pasan cosas, algunas innecesarias, otras evitables. La precaución y una especie de estado de alerta permanente hace que la pulseada sea entre una de las peores grietas contemporáneas. La inseguridad, a las cinco de la mañana, mientras lo único en común que comparten es que no duermen.
Hasta el momento la última marcha vinculada a la inseguridad en San Martín fue por siete perros. Aparecieron desangrándose, muriendo de a poco, en un canal, abandonados, merced de la crueldad que recibieron. Claro, un botón de muestra de la maldad que anda dando vueltas por San Martín está en video.