El hombre que custodia el arco del Deportivo Guaymallén es una de las piezas claves del equipo Tricolor. Busca volver a ser llamado desde los equipos de primera liga
Lautaro Czckil, el joven arquero que es una de las promesas del fútbol mendocino, comenzó en el puesto hace más de 12 años en la escuela de fútbol que lidera Julio Manzur y Marcos “Momia” Quiroga, jugando nada más ni nada menos que con compañeros cuatro años mayores, y rápidamente pasó a vestir los colores del Deportivo Guaymallén, donde hoy integra el plantel de Primera con tan sólo 18 años recién cumplidos.
”Sueño con poder debutar en la Primera de Guaymallén, que es el club al cual amo y estoy acá desde muy chico”, expresó Lautaro.
La pandemia del año 2020 cayó como un baldazo de agua fría en la vida del arquero que hoy, y desde hace ocho años, defiende la camiseta del Cacique Es que en el mes de marzo de aquel año varios equipos de Buenos Aires esperaban por sus servicios; iba a ser recibido para las pruebas de Boca Juniors y San Lorenzo de Almagro, entre otros clubes de la Capital Federal.
Después de haber pasado distintas pruebas estaba listo para comenzar una nueva etapa en su carrera; estar lejos de la familia nunca es fácil y Lautaro ya se mentalizaba para empezar a recorrer ese camino. Pero el destino quiso que se cerraran todos los límites de la provincia. Pasó el tiempo y nunca bajó los brazos: continuó entrenando on-line, y luego se fue sumando a los entrenamientos presenciales de su actual entrenador de arqueros, Sergio Marroquín.
”Esta oportunidad de poder probarme en Buenos Aires llega en uno de mis mejores momentos, últimamente he crecido mucho gracias a las horas que le dedico al entrenamiento”, sostuvo el joven guardametas del Italiano.
Lautaro en la actualidad vuelve a ilusionarse con aquellas posibilidades que la pandemia le prohibió: dentro de unos meses viajará a Buenos Aires a buscar un aquel lugar que supo ganarse en los años anteriores, y también desde el país vecino de Chile le han realizado distintos tipos de propuestas deportivas para que su carrera continúe del otro lado de la cordillera.
De esta forma, el “uno” pasa gran parte de sus días entrenando en el club, acompañado de su rutina diaria de gimnasio, además de los entrenamientos específicos del puesto en el Centro de Arqueros de Sergio Marroquín (desde hace siete años asiste a perfeccionarse). Todo esto en busca de poder cumplir sus sueños.
”Mis aspiraciones actuales son: poder explotar en el fútbol y aprovechar todas las posibilidades que vayan surgiendo en el camino. Sueño con jugar en el fútbol nacional y, si se da, en el fútbol internacional”, concluyó.
El apoyo de la familia nunca es menor para un deportista que necesita la contención y el acompañamiento permanente de sus seres queridos, es ahí donde aparecen las figuras incondicionales de Néstor (padre) Mónica (madre), Maxi y Bettiana (hermanos).