Un policía, cuya esposa murió tras ser baleada en su casa de la localidad mendocina de Godoy Cruz, fue imputado por el hecho luego de afirmar que el disparo había sido realizado en forma accidental por el hijo de la pareja, de apenas tres años.
El hecho se produjo el último viernes por la noche cuando Valeria Ramírez, de 26 años, fue llevada al Hospital Central de la ciudad de Mendoza con un disparo en el rostro, luego de ser baleada en la casa que compartía con su esposo, el policía Franco Cuello, y el pequeño hijo de la pareja, en la manzana C del barrio La Gloria.
La joven, que fue llevada por su pareja en su auto particular falleció durante la madrugada del sábado.
Tras el fallecimiento, Cuello, quien se desempeñaba en el Grupo Especial de Seguridad (GES) de la Policía de Mendoza, dijo que en un descuido, el pequeño tomó su pistola reglamentaria y efectuó el disparo que hirió a su madre.
No obstante las pericias concluyeron que el pequeño no tenía rastros de pólvora en sus manos, cómo si sucedía con el policía.
Cuello fue imputado por homicidio agravado por femicidio y quedó detenido.