Las personas que en Argentina cobran beneficios sin haber realizado aportes durante sus vidas laboralmente activas “no son jubilaciones, son subsidios“, definió Gustavo Beveraggi, exSecretario General de la Coordinadora de Cajas de Previsión para Profesionales de la República Argentina.
Los habitantes en Argentina que actualmente cobran beneficios, luego de haber llegado a la edad de 60 en el caso de las mujeres y de 65 en el de los hombres, y que no hayan realizado aportes durante sus vidas laboralmente activas no los reciben a modo de “una jubilación, sino como un subsidio”.
Esto lo aclaró el exSecretario General de la Coordinadora de Cajas de Previsión para Profesionales de la República Argentina, Gustavo Beveraggi, durante la Jornada de Educación Previsional realizada en Mendoza el viernes -28 de octubre- en la sede central de la Caja de Previsión para Profesionales de la Salud Mendoza, en la capital provincial.
La reflexión del arquitecto, actualmente Secretario General de la Coordinadora de Cajas de Previsión y Seguridad Social para Profesionales de Chaco, la realizó “específicamente por el mal ejemplo que la ciudadanía muchas veces recibe desde el manejo de la seguridad social por parte del Estado”.
“La concepción de no mantener el criterio de que la jubilación es la construcción del proceso de la etapa activa para recibir un beneficio en la pasividad hace que se distorsionen los pilares que sostienen a la seguridad social en la Argentina”, amplió.
El especialista marcó que “cuando la ciudadanía deja de entender que cuando hay un esfuerzo colectivo y solidario desde quienes hoy están en una etapa de trabajo activa para acompañar a estas contingencias, que también definimos en la disertación -que brindó en Mendoza-, a lo largo de la vida, se pierde el concepto de que la masa solidaria es la que ayuda a quien tiene alguna problemática”.
Siendo más específico, Beveraggi, apuntó que “si dejamos de ver las imposibilidades físicas, la falta de salud, la vejez, la viudez o la falta de capacidad económica en algún punto de la vida como una problemática a atender por el conjunto de la sociedad y solamente transformamos esto en un recurso disponible desde el Estado a distribuir entre la ciudadanía, eso, no es seguridad social”.
Tocando algunos ejemplos como los beneficios que reciben hoy quienes fueron amas de casa, explicó que “hay reconocimientos que el Estado tiene que establecer no solamente desde una concepción de seguridad social sino como una de género incluída. Ahí tenemos otra situación a considerar y puede que los derechos estén muy bien establecidos y sean reconocibles, pero eso que se otorga a las amas de casa es un subsidio, no es una jubilación. Y está muy bien que el Estado lo haga. No estoy planteando la inconveniencia de establecer derechos no reconocidos a un sector de la ciudadanía sino a que se tergiverse cómo se denomina eso ante la sociedad”, detalló.
El experto planteó que “cuando la ciudadanía hace más tiempo tenía un concepto cultural del trabajo, el esfuerzo que significaba, de el beneficio que ese trabajador tenía de poder desempeñarse laboralmente, de tener un ingreso, de poder desarrollarse en forma personal, eso se correspondía a lo de colaborar solidariamente entre todos. Sobre la base de esto está construido el sistema de agremiación, el sistema de colegios y consejos profesionales, los sistemas cooperativos. Todos están construidos a través de la célula trabajadora participando en unidades colectivas y solidariamente atendiendo entre sí para cualquier inconveniencia que ocurra”.
En ese sentido aseguró que “eso se está perdiendo como concepto. Estamos perdiendo las cooperativas. Estamos con inconvenientes en la representación en los gremios. Y estamos con inconvenitentes en algunos casos, inclusive en nuestras organizaciones profesionales por falta de participación colectiva. Porque ya no hay un sentido de pertenencia del conjunto de trabajadores hacia estas entidades”.
“Hay un problema de base. Toda nuestra normativa jurídica está diseñada y establecida para cumplir con lo que se definió de esos conceptos inicales del trabajador participando de forma colectiva. Todos los derechos de los trabajadores que la Argentina logró desarrollar y alcanzar a lo largo del tiempo hoy se estarían poniendo en riesgo por la falta de concepto cultural de sostenimiento de esa solidaridad entre trabajadores”, consideró.