Para un actor con el recorrido de Sylvester Stallone debe ser complejo elegir su película preferida. Nada menos que 60 películas cuentan con la participación del mítico intérprete estadounidense, quien saltó a la fama con su papel del boxeador Rocky Balboa.
Reconocido por su resiliencia, la carrera no resultó para nada fácil. Tuvo que recorrer muchos estudios, defender sus ideas y hacer oídos sordos a miles de críticas. Lejos de darse por vencido, una y otra vez demostró su tesón y talento, que lo llevaron a ser uno de las estrellas preferidas alrededor del mundo.
Stallone se compromete mucho son sus películas, por lo que es habitual que disfrute de la realización de las mismas. Además, con el tiempo también ha oficiado de productor de las mismas, por lo que su interés e influencia han sido cada vez más importantes.
La película que más disfrutó, según sus propias palabras, fue justamente una que, a pesar de toda la fama adquirida, no encontraba interesados en ser realizada. La misma es Rocky Balboa, la sexta entrega de la saga. En la misma, Stallone planeaba darle un cierre a la carrera pugilística de Rocky, con un contenido mucho más emotivo, haciendo un repaso de las consecuencias emocionales de la carrera del boxeador, pero también su eterna sed de gloria.
“Debo decir que mi mejor personaje, por supuesto, es Rocky, pero la película que más me gusta y enorgullece es Rocky Balboa (2006), simplemente porque nadie quería hacerla. Estuve sentado durante seis años tratando de filmar esa cinta y cuando salió, estuve muy feliz y orgulloso de todo” respondió en su momento Sylvester. Es que para muchos todo ese universo del boxeador no daba para mayores desarrollos, algo que esta película echó por tierra definitivamente, dando incluso lugar a Creed, una historia que aún está vigente.
Lo que definitivamente demuestra esta anécdota es el paradigma de el eterno conflicto con las grandes productoras. Su objetivo muchas veces difiere con el de los artistas, quienes en la búsqueda de convencer se encuentran con muchos obstáculos que, si bien a medida que el prestigio aumenta son menos, nunca desaparecen definitivamente.
Stallone disfrutó, como no podía ser de otra manera, la película más emotiva del mejor personaje que haya interpretado.