La marcha peronista y “Jijiji” de los Redondos, banderas argentinas y remeras con la estampa de Cristina Fernández de Kirchner, pecheras y camperones de los sindicatos, remeras y cabellos de colores vivos, cochecitos y mamaderas, bicicletas y bolsos para picnics familiares eran algunas de las postales de una Plaza de Mayo que convocó al pueblo en defensa de la democracia y en apoyo de la Vicepresidenta tras el intento de asesinato del que fue víctima anoche.
Las líneas de subtes se convirtieron en el transporte ideal para llegar a cualquiera de las esquinas de la Plaza, aunque los pasajeros preferían bajarse en las estaciones intermedias para encontrarse con amigos y familiares.
“Viajamos en el Sarmiento porque los trenes están liberados pero en el subte el personal de Emova controla que no vayan muy llenos y muchos no pueden subir”, relató Pablo Montaña, delegado de UPCN, que llegó desde Morón y aseguró que discute paritarias con muchos militares que se sintieron conmocionados por el atentado. “Muchos son peronistas”, aclaró.
Además de banderas y escarapelas, entre la multitud se multiplican carteles y banderas. “El discurso del odio no es libertad de expresión”, dice un rectángulo de cartulina que lleva una mujer frente al Cabildo.
Delante de las vallas que protegen a la Catedral, Daniel extendía los brazos para que pudiera leerse un papel afiche: “No fueron los custodios. No fueron los militantes. Fue Dios que salvó a su hija”.
Contó que en 2001 se exilió en España por la crisis económica pero que volvió cuando ganó Néstor Kirchner. Es empleado público pero prefiere no dar su apellido porque durante el macrismo echaron a 500 personas del organismo donde trabaja. Tiene una sonrisa pintada en la cara. La misma que se repite en cada rostro que llega a la Plaza.
“Tuvimos miedo pero no estamos tristes porque ella está bien”, dijo a Télam una mamá junto a su hija adolescente con una bandera celeste y blanca, con una cartulina que confiesa: “Cristina, el pueblo te ama y te necesita”.
Detrás de las vallas de la Catedral tres efectivos de la Policía Federal miraban tranquilos junto a dos hombres que hablan por intercomunicadores. En la escalera del subte A, frente al Ministerio de Economía, un oficial de la Policía de la Ciudad miraba la pantalla del celular, ajeno a una selfie multitudinaria que se sacaban unas 15 personas con los dedos en V. Una de ellas llevaba una cartulina a modo de capa en la espalda, con la inscripción “Gracias, Cristina, por cuidarnos”.
Del otro lado de la calle colmada de gente, María Rodríguez e Isabel Conde sostenían un cartel que proclamaba: “Cristina, La Pampa te ama”.
“Vine a Buenos Aires al Garrahan a un control de mi hija Nicole que tuvo cáncer y se curó. En el restorán me encontré con ella y con otras pampeanas que también vinieron por problemas de salud y nos alegramos de poder venir a expresarle nuestro cariño a Cristina”, contó Isabel. “Ella sobrevivió porque la cuidó Néstor para que sea candidata a Presidenta de nuevo”, agregó María.
Eran muchos los que pensaban como ellas. Algunos llevaban puesta una remera blanca que decía CFK 2023 y otros portaban un retrato de Cristina que el humorista e ilustrador Tute compartió esta semana en sus redes y reza: “Todos por Cristina”.
A pocos metros de la avenida de Mayo, Alba Dimuro y Mauricio Fain les daban la razón y “se peleaban en broma” por ver quién es más peronista después de más de 50 años de casados.
“Yo fundé Suteba en plena dictadura y a los seis años fui a verla a Eva Perón a la estación cuando pasaba el tren que la llevaba a San Vicente. Un día se bajó en Longchamps, me regaló una muñeca y me tomó la mano”, contó ella, a la que le falta un año para cumplir 80. “Debo ser el peronista más antiguo de la Plaza -especulaba él, de jóvenes 84- Tuvimos que venir a defender la democracia y agradecerle por todo”.
Mientras el Sindicato de Canillitas arrancaba el Himno nacional a capella, a metros de la Pirámide de Mayo, alguien pintaba en azul y amarillo sobre el Ministerio de Cultura porteño, lo que fue la sede del Gobierno de la ciudad, en la esquina de avenida de Mayo y San Martín: “Es nuestro milagro”.
Unos metros más adelante, sobre Yrigoyen, los militantes de la Agrupación Transforma 31 de Octubre se sumaban a la batucada con sus pecheras blancas que señalaban “Si no hay amor, de nada sirve”.
“Tenemos que bajar las banderas del odio y acercarnos todos”, justificó el líder de la agrupación que integra el Frente de Todos en Almirante Brown, el concejal Pablo Repetto y se sumó a cantar el himno.
“¿Hablará la Jefa?”, preguntó alguien. “Esto recién empieza. de acá no se mueve nadie”, vaticinó un joven con rastas que intentaba avanzar en la marea humana frente al Cabildo.