Debido a las copiosas nevadas del último invierno la producción del líquido vital en la provincia es considerada normal. A pesar de ello, la producción de agua potable se dilató más de lo ideal. Aquí las razones
El abastecimiento de agua potable en Mendoza no es el ideal, para conformar la demanda, a pesar de que ahora la provincia posee una reserva importante, considerada como normal fuera de los tiempos de sequía, y de las altas temperaturas que aceleraron el derretimiento de la nieve acumulada durante el invierno de 2023.
Según Marcelo Landini, subdelegado del Río Mendoza del Departamento General de Irrigación, DGI, la falta de provisión de agua potable y, por lo tanto, de presión para que suba a los tanques de reserva de las casas mendocinas, se debe a la lentitud con la que actualmente están trabajando las plantas potabilizadoras debido a la gran cantidad de material de arrastre que lleva en su lecho la corriente que baja de la Cordillera de los Andes.
En ese sentido Landini reconoció, ante el periodista Jorge Fernández Rojas en Radio Jornada, que, “venimos de una sequía importante. Hemos tenido durante 13 años una serie de años secos y el último invierno hemos tenido la suerte de cambió la corriente (de la Niña) y tuvimos nieve en Mendoza y hace unos tres meses nos preguntaban sobre por qué estaba tan bajo el nivel de agua en el Dique Potrerillos. Esta última situación la amplificaron diciendo que estábamos en contra del turismo y demás cuando en realidad estábamos haciendo lugar para lo que seguramente tendríamos durante el verano y eso fue lo que sucedió”.
El agrimensor e ingeniero del DGI, aclaró: “Hay que tener en claro que no tenemos un exceso de agua y sí tenemos un año normal para Mendoza pero con ciertas características muy especiales que se resumen en altas temperaturas a causa de la misma corriente climática. Eso lo estamos viviendo con las temperaturas altas que estamos soportando que hacen, muy puntualmente, que el embalse se haya llenado a una gran velocidad a pesar de que hicimos lugar en su momento y no tengamos la posibilidad de como controlarlo”.
“A partir de que Potrerillos está lleno toda el agua que viene tiene que salir por algún lado porque no tenemos como sostenerla. Lo que nos obligaría a decir que gracias a Dios tenemos embalse lleno, situación que no ocurría en los últimos años. Sin embargo, tener agua trae también sus complicaciones porque eso genera la necesidad de que debamos sacarla por algún lado y la lógica es hacerlo por la estructura que tiene el mismo embalse”, explicó.
Según el profesional técnico, “parte de la generación de energía del canal de adopción, que es por donde se saca el agua, se usa para otras tareas como la de los cargadores de fondo y otras estructuras que son para cuando el embalse está pasado de agua. Cuando se habla de la descarga se refiere al fondo del dique donde hay una válvula de seguridad que hace que ante cualquier eventualidad se pueda desaguar a mayor velocidad. Y en el fondo del embalse están los sedimentos que trae el Río Mendoza. Al haber estado en estos años el nivel tan bajo aumentó el nivel sedimentario. Por eso es que cuando se abre la válvula sale el agua turbia”.
“En cuanto a la queja de la gente de que no le llega agua al tanque es debido al costo que tiene el proceso para potabilizarla, gracias al importante nivel de turbidez con la que llega a las plantas. En definitiva, porque tarda más de lo normal la puesta a punto del agua para el consumo humano”, manifestó.
Y añadió: “Para entregar el agua potable normalmente tenemos el problema de que a causa de las altas temperaturas se ha concentrado un gran volumen en solamente un mes”.