Un taller de Rivadavia pasó de la escasez de trabajo a vender miles de pinitos navideños en todo el país gracias a un video casero que se volvió viral. Creatividad, esfuerzo familiar y un golpe de suerte digital detrás de una marca mendocina que hoy no da abasto.
Lo que empezó como una temporada floja y sin pedidos para un carpintero de Rivadavia terminó convirtiéndose en una sorprendente historia de recuperación económica y alcance nacional. Julio Cáceres, de 58 años, y Giuliano Saini, de 20, encontraron una salida inesperada al fabricar pinitos navideños con retazos de melamina y mostrar el resultado en TikTok, donde un video simple se volvió viral y cambió por completo el destino del taller.
¿Cómo nació la idea que cambió el rumbo del taller familiar?
Según contó la familia, en la carpintería de Julio se acumulaban restos y descartes de melamina sin un uso claro. En medio de una caída marcada en las ventas, Giuliano —quien también había visto disminuir la actividad en su propio local de productos materos— buscó una forma ingeniosa de aprovechar el material disponible. Así surgió la propuesta de fabricar pinitos navideños artesanales, simples y económicos, hechos íntegramente con retazos.
¿Por qué la venta callejera no funcionó al principio?
Julio tomó la iniciativa y adaptó un diseño propio inspirado en modelos vistos en internet. Sin embargo, la respuesta inicial fue escasa: recorrieron zonas de la Ciudad y el Este, pero las ventas fueron mínimas y la frustración creció. Fue entonces cuando Giuliano insistió en sumar redes sociales, pese a que Julio no se sentía cómodo con la idea ni comprendía del todo la lógica de TikTok.
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¿Cómo un video casero se volvió viral y multiplicó los pedidos?
Finalmente grabaron un video que mostraba la fabricación de los pinitos. En solo 24 horas, la publicación alcanzó 60 mil visualizaciones, superando ampliamente el alcance logrado en semanas de venta tradicional. Un segundo video estalló aún más y está cerca de llegar a los 3 millones de reproducciones. Desde ese momento, las ventas explotaron y comenzaron a recibir pedidos de todo el país.
¿Qué impacto tuvo la viralización en el trabajo del taller?
El emprendimiento se transformó en una marca artesanal mendocina con presencia nacional, al punto de recibir encargos de empresas para regalos institucionales. Entre ambos, dividieron las tareas: Julio se dedica a la fabricación y Giuliano maneja redes, logística y envíos. Ese equilibrio consolidó el crecimiento.
¿Cuánto vendieron y cómo trabajan hoy?
Según la familia, ya superaron los 2 mil pinitos vendidos, gestionan envíos diarios y reciben decenas de consultas por jornada. Todo desde un pequeño taller barrial que logró combinar creatividad, resiliencia y afecto familiar para convertir una crisis en una oportunidad duradera.