El reciente pronóstico del INV que marcó una merma de casi un cuarto de la cosecha 2022 señaló a una cosecha de uvas a punto de verse cuando los frutos sean pesados en las bodegas. En el Este hablan de una disminución de un 40 por ciento o más
La vitivinicultura en Argentina está a punto de enfrentarse con la realidad, en las próximas semanas, cuando las uvas sean pesadas en los camiones a punto de ingresar los frutos de la vid a los lagares en las bodegas. Mientras tanto, la polémica ya inició con una merma estimada de un 23 por ciento para Mendoza y de un 21 para todo el país.
Sin embargo, importación de vinos desde Chile mediante, los ánimos, especialmente de los productores de la Zona Este de Mendoza, siguen sensibles al conocerse que estiman que la merma, respecto a la cosecha 2022, es como mínimo de un 40 por ciento. Hay otros que ya hablan de un 50.
Lo cierto es que el porcentaje en danza se verificará dentro de poco cuando esté en pleno desarrollo el grueso de la cosecha en marzo y se compruebe el pronóstico del Instituto Nacional de Vitivinicultura, INV, que por el momento es una única herramienta que Argentina posee para arrimarnos a un futuro que está muy cercano.
No es lo mismo un pronóstico de cosecha en tiempo considerados como normales, donde se pueden evaluar contingencias como granizo o piedra o hasta podedumbre, que uno donde se ha sufrido una halada fenomenal como la acontecida el primero de noviembre de 2022.
Porque siempre quedará la duda hasta una vez que se tenga la uva en la bodega, que se pese la uva en la báscula y se sepa cuánto vino va haber en Argentina y en sus provincias vitivinícolas: Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Sur del país y resto del país, según la categorización del INV.
Con esta primera aproximación de un 23 por ciento, que en realidad coincide con muchas estimaciones, debido a que hay otras que son más pesimistas, la industria se acerca un poco a lo que está sucediendo pero eso lo decidirá mejor la realidad. Ya que el INV no hace milagros, toma una medición considerando paseras testigo, yendo a muchas fincas y teniendo en cuenta un porcentaje estadístico bastante grande, lo cual le brinda a este primer pronóstico una aproximación de lo que se puede hacer.
Pueden haber otras técnicas, otras situaciones donde la helada ha pegado más y en otras ha pegado menos con lo cual es tan heterogénea la situación que la situación final será cuando comiencen a aparecer los partes de cosecha.
Pero en principio es notorio que las condiciones meteorológicas con la helada negra se ha llevado mucha producción, según la primera estimación de INV por casi un 23 por ciento, casi un cuarto de la cosecha se ha llevado en Mendoza, y a nivel país casi un 21 por ciento, lo cual es bastante.
Esto ocurre en un escenario de la vitivinicultura argentina que viene rotando, cambiando. En algunas zonas viene disminuyendo, en otras aumentando en hectáreas, con un importante decrecimiento de las variedades blancas en los últimos 10 años, por diversas razones que van desde la falta de rentabilidad al abandono de viñedos.
Por eso será importante encontrar un punto de equilibrio entre el mercado y la actual producción de uvas destinadas a la elaboración de vinos que está muy acotada. Teniendo en cuenta que se está ante una crisis de producción que ya era tendencial y que la helada dramatizó.
Este primer pronóstico de cosecha es un primer punto de apoyo para mirar lo que viene, durante las próximas semanas, o el próximo mes. Cuando se desarrolle el grueso de la cosecha habrá una mejor perspectiva de números para todos los que intervienen en el negocio.