Vialidad Mendoza se encuentra trabajando en la Ruta 220 de El Sosneado con el fin de facilitar el acceso al sitio donde se produjo el accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en 1972
Con equipos y personal permanente para todo el verano, Vialidad Mendoza avanza en los trabajos de conservación de la Ruta Provincial 220, en El Sosneado, un camino agreste y de suelo natural visitado por el turismo nacional y extranjero y que a fines de año fue golpeado por grandes aludes de barro.
Su recorrido de 65 kilómetros permite visitar la laguna de El Sosneado, las ruinas del hotel abandonado y también es el punto de partida de las expediciones de tres días para visitar el lugar de la tragedia, donde en la década del 70 cayó el avión que transportaba a la selección uruguaya de rugby que iba a Chile, cuya historia se refleja actualmente en la película “La Sociedad de la Nieve”.
En su mayoría eran jugadores del Old Christians de rugby.
El jefe de Zona Sur de la Dirección Provincial de Vialidad, Carlos Sánchez, señaló que “estamos haciendo la veraneada con equipos y personal con presencia periódica, trabajando desde diciembre y ya hemos mejorado 20 kilómetros de la ruta”.
Sánchez precisó que “desde la laguna de El Sosneado hemos empezado a trabajar en el camino hacia arriba y hacia abajo, una tarea que lleva su tiempo porque estamos agregando material fino sobre todos los tramos que han quedado con mucha piedra expuesta”.
La tragedia concluyó en milagro el día que Roberto Canessa y Nando Parrado llegaron a Chile.
Además, puntualizó que “luego de esto, nos quedan 15 kilómetros de ruta para atender que están muy complicados”.
El jefe de Zona Sur de la DPV explicó que “el año pasado tuvimos un problema muy importante llegando al hotel, con aludes de barro que nos demoró entre 15 y 20 días para poder abrir la temporada.
“Tuvimos que intervenir con distintos equipos para despejar el camino y volver a reacondicionarlo, lo que obligó además a acopiar material fino para reponer en los tramos más afectados”, agregó.
Los sobrevivientes pudieron beber vino que habían comprado los pilotos en la escala forzada en Mendoza.
Sánchez alertó a los visitantes el hecho de no olvidar que “este es un camino de suelo natural y pedregoso por lo que es necesario respetar la velocidad máxima de 40 kilómetros por hora y tener mucho cuidado con los arroyos que están bajando muy cargados de agua”.