«A cada cerdo le llega su San Martín» es un refrán que alude a que cada cual recibirá en su momento la respuesta por los actos cometidos. Si alguien ha actuado incorrectamente, tarde o temprano le llegará el momento de pagar su culpa.
Por CAROLINA JACKY / Hoy vemos como muchos hablan de “feudalismo” y adjudican esto a varias provincias argentinas.
Desde el tiempo de los caudillos provinciales, las luchas por la organización nacional, y recordando las batallas de Caceros y Cepeda, posiblemente esa historia nos ayude a interpretar nuestro presente.
Esos caudillos, como señores feudales controlaban y concentraban todo el poder. Ellos disciplinaban.
La Constitución del 53 llegó para poner orden, siendo la elección del sistema representativo, republicano y federal lo que logró el progreso de la República Argentina.
Al contrario de los que muchos suponían, esta Constitución, con sus reformas y hasta hoy no impidió que muchos de nuestros gobernantes intentaran volver a ese caudillismo que hoy bautizamos como feudalismo.
Los proyectos hegemónicos, con cosmética de transversalidad, pluralismo, pragmatismo, fueron llevando a la construcción de “frentes políticos”.
Este armado no es exclusivo de Argentina, sino algo que vemos en la región, y para ello se requiere un fuerte personalismo, el Señor o la Señora Feudal.
En estos frentes se diluyen las ideologías, y en algunos casos hasta los principios.
Estos proyectos buscan coptar todo el poder, todas las instituciones, y así lograr mayorías parlamentarias como primer paso para designar “amigos” en todos los organismos de control y designación de funcionarios y magistrados.
Para esto también se avanza sobre todas las asociaciones profesionales, se intervienen en todas la elecciones de autoridades de estas, y así tomar control sobre la sociedad civil.
Ampliar la composición de las Cortes o designar militantes en dichos cargos, controlar los Tribunales de Juzgamiento de Magistrados es el principal objetivo para tener un Poder Judicial obsecuente, obediente y dependiente.
En muchos casos reforman constituciones, establecen reelecciones, y terminan apartándose de ese modelo de democracia republicana de la Constitución de Alberdi.
En estos sistemas feudales, hegemónicos, la autocracia lleva a la impunidad, todo se puede hacer y nada me puede pasar.
Todos son disciplinados, pero no todos lo denuncian hasta que no les toca.
Vamos a cumplir 40 años del regreso a la democracia, 40 años en que con buenos o malos modales nuestros dirigentes pensaron en esos proyectos hegemónicos, a nivel nacional y también provincial.
Una herramienta que usan estos Señores o Señoras Feudales es lograr el control de los servicios de seguridad, Policía Federal o Provincial, el viejo SIDE hoy AFI, para usarlos en sus proyectos, y en algunos casos en asocio con actividades ilegales. Ya en una ocasión en la Provincia de Mendoza unos candidatos se acusaron de contactos con el narcotráfico, algo que nadie investigó.
Se investiga lo del otro, pero no lo propio, y de ello tenemos ejemplos en estos 40 años, que con un poco de memoria podríamos repasar.
Con la policía se pueden controlar movimientos, comunciaciones y hasta plantar pruebas para investigar o molestar a opositores.
A esta altura hemos perdido mucho de esa democracia republicana que pretendieron nuestros constituyentes.
Cuando se habla de disciplinamiento se habla de tus derechos y garantías.
Por ejemplo, en Mendoza se dictó por ley lo que los docentes conocen como ITEM AULA, un disciplinamiento para ellos, violatorio de Convenciones Internacionales no invocadas correctamente en las presentaciones judiciales, y por tanto, como ley provincial, su control quedó a cargo de la Suprema Corte, ya coptada por el poder hegemónico.
Así se violan derechos y garantias, pero vos nada dijiste en ese momento porque no eras docente.
Podemos dar muchos ejemplos donde el poder del Señor Feudal avanzó sobre tus derechos y garantias, siempre con un relato acompañado por asociaciones profesionales o de aquellos que no eran disciplinados en ese momento.
Cuando el caudillo toma el poder, lo primero que hace es “restaurar las leyes”, hacerlas a su medida. Busca facultades extraordinarias, hoy con más sutileza que en aquellos tiempos.
Se los reconoce por ser “amados” y “odiados”, pero mientras ostentan ese poder, nadie se le atreve.
Cuando alguien se enfrenta, cuando molesta o le impide progresar en su proyecto de poder, todo vale para detenerlo, todo.
Ahora bien, cuando empieza a perder ese poder, cuando no todos le responden, comienza su decadencia, y es así que aparecen los que serán llamados “traidores”.
Este es el momento en que se pone en juego ese poder feudal, donde suelen salir a luz actos de corrupción, negociados, actividades ilícitas que comprometen no solo a la clase política, sino también al sector privado.
Los cuadernos no solo son un modelo nacional de contratación de la obra pública, también existen cuadernos provinciales y municipales, algo que hoy aparece en la tan prolija y alabada administración mendocina.
Dicen que a todo chancho le llega su San Martín, esto es referido al día de conmemoración del Santo San Martin de Tours, en el invierno europeo, día usado para el carneo de estos animales, pero sin dudas con una connotación trágica para el chancho, y otra distinta la que damos, asociada a nuestro Padre de la Patria, pero que en definitiva puede ser algo que veamos luego de este año electoral.