Deambulaba por las inmediaciones de Colón y Mitre. Personal de Preventores, tras ser alertados, la capturaron y la entregaron a la Policía Rural.
Los vecinos de los alrededores de las calles Colón y Mitre de la Ciudad, se vieron sorprendidos cuando un paseante muy particular transitaba por las arterias capitalinas, cerca de las 5 de la mañana.
Es que una zarigüeya o también llamada comadreja overa se encontraba caminando por la zona. Los vecinos dieron aviso de la situación al personal de preventores que se hicieron cargo del curioso episodio. Los uniformados la siguieron cuidadosamente hasta atraparla y resguardarla, debido a que se trata de una especie de la fauna que está protegida por la provincia.
En principio, los preventores intentaron tirarle un chaleco para taparla y así capturarla, pero la comadreja fue más rápida y la esquivó. Siguió camino hasta que se trepó a la reja de un comercio en calle Colón y Mitre, de Capital, donde finalmente la agarraron. Una vez resguardada fue entregada a la Policía Rural.
Según los especilistas, este marsupial sale en la noche en busca de comida
Este animal está presente en todos los oasis productivos de la provincia, pero es poco común verlos en el centro, por lo que se cree que se escapó del departamento de alguien donde la tenían como mascota.
Características de la zarigüeya
También conocida como comadreja overa, es un marsupial protegido de la fauna provincial.
Es más común encontrarlas en zonas de fincas, aunque los especialistas indicaron tiene hábitos nocturnos y se las ve más en primavera, momento en el que salen a buscar pareja debido a que es su temporada reproductiva.
Este marsupial es omnívoro, come residuos o frutos como ciruelas, manzanas, duraznos, uvas o aceitunas, pero también se alimenta de insectos y roedores, por lo que se las considera como aliadas para control de plagas. Son muy silenciosas y no representan riesgos para las personas, aunque recomiendan no tocarlas.
Son animales de hábitos nocturnos. Cuando se siente amenazado, expulsa un fuerte olor y se hace el muerto. Suelen abrir su hocico para amenazar, pero son tranquilos y asustadizos. Al contrario de lo que se cree, no poseen ningún olor desagradable, solo el que expulsan cuando se encuentran en una situación de riesgo.