Por CAROLINA JACKY / En una nota anterior hablamos de la deflación, sus síntomas y sus consecuencias. En esa oportunidad advertíamos que existían algunos de sus síntomas, pero no suficientes para diagnosticarla.
El hecho de que economistas cercanos a las ideas liberales, hasta ex compañeros de ruta del Presidente Javier Milei, hoy realicen críticas al manejo de la economía y adviertan sobre la necesidad de realizar una devaluación, en algunos casos, deberia llevarnos a reflexionar sobre cual es la veradera hoja de ruta que tiene Milei para sacar a la Argentina de la profunda crisis economica que viene transitando desde decadas, y que ha generado 50% de pobres en un país con tanta riqueza.
Por primera vez tenemos un presidente economista, pero que no actuó como muchos esperaban.
En aquellos días de diciembre muchos especularon a una fuerte devaluación, no olvidemos como esto provocó que los precios de los bienes volaran hasta provocar una fuerte recesión, que el mismo gobierno había anticipado.
La devaluación no fue, pero una vez más se especuló que para marzo o abril el gobierno debería provocar un pequeño salto devaluatorio, lo que tampoco sucedió.
Con la licuadora y algo de motosierra se fueron aspirando pesos del mercado, a tal punto que para el mes de abril el peso argentino apareció como la moneda que más se había revalorizado en el mundo, un 25%. El peso se apreció frente a las demás monedas, incluyendo al dólar.
Quienes remarcaron o los que compraron caro, hoy se encuentran comprando más barato, pero que hacer con lo que compraron caro.
Tibiamente aparecen ofertas, hay que pagar los servicios, los sueldos y vivir, y también reapareció el crédito.
El Estado no demanda pesos a los bancos y estos tienen que atraer clientes, como todo en el mundo de la oferta y la demanda, los intereses bajan, y la tendencia es que sigan a la baja.
Esta situación lleva a que aparezcan planes en cuotas sin interes como ofertas de algunos negocios, necesitan vender, necesitan atraer al consumidor.
Mientras esto sucede, Milei insiste en que no habrá devaluación y en la necesidad de recomponer las reservas para finalmente levantar el cepo, obviamente, previo a resolver cuestiones técnicas para que esa libertad cambiaria pueda operar sin dificultades.
Continúa la motosierra y la licuación, y la pregunta ahora es si muchos contratos existentes en la sociedad no tendrán que reverse, en acuerdo entre las partes, de igual forma que se aprecia el peso, se deprecia el dólar, y esto, de profundizarse, llevará a que veamos renegociar hasta los contratos de alquiler.
Esto es un desagio.
Quienes recuerdan el gobierno del Presidente Alfonsín y de su plan económico recordarán el desagio.
Será que Milei, en su hoja de ruta tiene prevista una etapa de desagio como consecuencia de la recesión y la incipiente deflación. En este caso estariamos ante un desagio inducido, y sin ley, sin decreto, como él dice, “no lo necesita para hacer su trabajo de economista”.
Al no tener las leyes que ha pedido al Congreso, a falta de esas herramientas, debe operar sin anestesia, obvio, duele más, pero no tiene otro camino para que los resultados estén a la vista para las elecciones del 2025.
Si llega al 2025 sin las leyes pero con el objetivo cumplido, no habrá oposición con chances de disputarle la contienda, y así podrá avanzar para consolidar su poder.