El sábado 20, a las 20, inaugurarán la exposición e intervenciones del artista y escultor Federico Arcidiacono en el Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú-Casa de Fader.
La muestra de Federico Arcidiacono reúne un gran número esculturas, desde miniaturas hasta obras de gran formato talladas o ensambladas de diferentes tipos de madera reciclada y de árboles caídos. Además, se presentarán dos instalaciones monumentales que se pondrán en diálogo con el espacio pictórico de las salas. Durante los meses de exhibición, la muestra contará con la presencia del artista trabajando en una talla de grandes dimensiones en la explanada del museo.
Viejo árbol nuevo pretende adentrarnos en el taller del artista, mostrándonos un fragmento de ese mundo. Llevar el taller al museo, mostrar los procesos generativos y acumulativos que implican la experiencia escultórica.
La exhibición, que cuenta con textos de Oscar Zalazar y curaduría de Juan Castillo, es un homenaje a los árboles.
La cita es en la sede del museo ubicado en San Martín 3651, Mayor Drummond, Luján de Cuyo.
El horario de visita del museo es de miércoles a domingos y feriados, de 10 a 19. A partir del 1 de junio, de 10 a 18.
Nuevo árbol viejo o la poética del fragmento de Federico Arcidiacono
Según palabras de Oscar Zalazar, “el deseo de lo aurático y lo auténtico siempre reflejó el temor a lo artificial, a la ausencia de sentido existencial y de originalidad. Cuanto más consideramos toda imagen, palabra y sonido como mediados, tanto más deseamos lo auténtico e inmediato. El modo de este deseo es la nostalgia. La nostalgia es la enfermedad de un tiempo perdido y nunca recuperado. La cura de semejante sentimiento es la esperanza de un tiempo bueno, un tiempo pleno, un tiempo otro. Pero la tragedia de un tiempo perdido en el pasado, lo irrecuperable, nos deja aturdidos y encadenados. De ese mal nace el gusto por las ruinas, el permanecer en el despojo, en la incertidumbre de las cosas rotas. El trabajo del artista comienza en la necesidad misma de otro tiempo, otro porvenir. En este espacio, Federico Arcidiacono trabaja su poética del fragmento”.
“El arte también nos enseña y nos orienta, cuando privilegia el fragmento y el aforismo, el collage y el montaje, el despojo de ornamentos y la reducción del material, nos habla del presente, de nuestra contemporaneidad. La obra de Federico Arcidiacono está plenamente centrada en formar y conformar, en dar forma a los fragmentos del presente, morphé/hýle, forma y materia, consistencia de la forma y contundencia de la madera. Anuncia magia y profecía”, agrega Zalazar.
Además, destaca: “El trabajo del artista de dar forma, re-auratiza la materia, construye lo imposible, lo impensado, nos enseña a enfrentar los fragmentos de las experiencias catastróficas. Entonces los aforismos se articulan en discursos, los restos se bendicen y encuentran su sentido y su originalidad. Su arte nos cura de la nostalgia y del veneno de las ruinas. Las obras nos permiten reinventar un mundo a la mano, nos abren una puerta al porvenir, nos permiten creer en la luz de un nuevo amanecer. Hacen del árbol viejo algo nuevo”.