La central obrera decidió retomar la confrontación tras conocer el proyecto de modernización laboral y la salida de la UOCRA del Acuerdo de Mayo. La CGT prepara una marcha a Plaza de Mayo mientras analiza una ofensiva judicial contra la reforma.
La Confederación General del Trabajo (CGT) puso fin a la frágil tregua que mantenía con el Gobierno y anunció una movilización para el jueves 18 de diciembre, día clave en el que el oficialismo intentará aprobar la reforma laboral en el Senado de la Nación. La central sindical acusa al proyecto de “desfinanciar al movimiento obrero” y ya prepara una doble estrategia: presión en las calles y judicialización de los puntos más polémicos de la iniciativa.
¿Por qué la CGT decidió volver a la confrontación?
El quiebre se produjo tras conocerse la letra chica del proyecto de modernización laboral y luego de que la UOCRA se retirara del Acuerdo de Mayo. Según la CGT, el texto busca avanzar sobre derechos laborales históricos y limitar la capacidad de acción gremial.
Los dirigentes consideran que la iniciativa representa un retroceso en materia sindical y económica para los trabajadores.
¿Cuáles son los puntos más cuestionados de la reforma?
Los gremios rechazan especialmente:
- La limitación del derecho de huelga en servicios esenciales.
- Las restricciones a asambleas y medidas de fuerza.
- La modificación del cálculo indemnizatorio, que excluiría aguinaldo y premios.
- La creación del Fondo de Asistencia Laboral (FAL) con un aporte obligatorio del 3%.
- La implementación del banco de horas, que flexibiliza las jornadas.
Para la CGT, estos cambios perjudican la negociación colectiva y debilitan a las organizaciones sindicales.
¿Qué acciones prepara la CGT para el 18 de diciembre?
La central convocó a una movilización masiva a Plaza de Mayo, buscando mostrar fuerza en un momento político crítico.
El objetivo es influir en el debate legislativo del mismo día en el que el oficialismo buscará tratar el proyecto en el Senado.
¿Qué rol juegan el Senado y el clima político?
En la Cámara Alta, el peronismo calcula que necesita sumar solo tres votos aliados para bloquear la iniciativa.
Mientras tanto, el Gobierno interpreta la protesta como una oportunidad narrativa: presentar la escena como un enfrentamiento entre “la vieja política” y su proyecto de reformas, aun a riesgo de tensar el clima social en un diciembre ya delicado.