El humorista saldrá este miércoles de la penitenciaría de San Felipe, en la ciudad de Mendoza, y seguirá cumpliendo su condena por abuso sexual en un domicilio particular.
A poco de haber cumplido un año detenido tras ser imputado por los delitos de abuso sexual en contexto de violencia de género, Cacho Garay recibió el beneficio de la prisión domiciliaria durante una audiencia que definió su situación.
Las razones se argumentan en el deterioro de su estado de salud y en la fianza de cinco millones de pesos que tendrá que pagar a modo de garantía por el beneficio que le otorgó la Justicia provincial.
Ayer martes por la tarde, en el Polo Judicial de Mendoza, el juez que entiende en la causa del humorista mendocino, tras el pedido que hizo la fiscal que está a cargo de la investigación por los delitos sexuales y violencia de género contra su expareja Verónica Macías, le otorgó la prisión domiciliaria que comenzará a cumplirse desde este miércoles 19 de junio.
Además de tener que pagar una caución de 5 millones de pesos, el acusado tiene una prohibición para salir del país y de la provincia de Mendoza, en donde vive hace muchos años: “Todavía existe riesgo para la víctima y hay posibilidad de entorpecimiento probatorio“, determinaron desde la Justicia.
El beneficio fue obtenido luego de que la fiscal de Violencia de Género, Mónica Fernández Poblet, pidiera que la prisión preventiva para el humorista siguiera en su casa, ya registraron durante este año una desmejora en su estado de salud.
Macías había denunciado en abril de 2023 a su esposo Cacho Garay por violencia de género, luego de asegurar que habían tenido una pelea en la casa del departamento mendocino de Luján de Cuyo, en donde ambos vivían desde que comenzaron su relación.
La mujer había contado que la discusión había sido cada vez más fuerte y que el imputado tomó un arma de fuego y le apuntó a su cabeza bajo una amenaza: “Te voy a matar“, relató la denunciante sobre lo que vivió con el humorista.
La cantante además había narrado que Garay tardó tres años en hacerla subir a un escenario y que en ese tiempo sufrió todo tipo de torturas.
“Él me hacía participar de encuentros con otras mujeres, todo era sexo. Yo pensaba que ya me había acostumbrado y lo empecé a naturalizar. A mí él no me quiso nunca y yo siempre le tuve miedo. Me hizo creer que tiene mucho poder. Un día quise escaparme y entré en shock, quise llamar a mis hermanas y él decía ‘hay que calmarla, hay que matarla a esta pendeja porque me va a arruinar la carrera’ y sacó un arma”, detalló.