El 26 de octubre los argentinos concurrirán nuevamente a las urnas y esta vez encontrarán una verde y una celeste. La primera para los cargos provinciales, la segunda, para los nacionales. Aquí un análisis de la utilidad que tiene el acto electoral para los partidos políticos
Por EMMANUEL TOBARES / En Argentina estamos acostumbrados a votar cada dos años, se dice que tenemos un año electoral y uno de descanso. Generalmente los años electorales están marcados por una fuerte agenda política en los medios, donde se destacan los movimientos que realizan los partidos políticos para llegar de la mejor manera a la fecha de elecciones, claro que previamente la rosca política se apodera de todas aquellas personas que demuestran un poco de interés por este mundillo.
Y hay algo particular que sucede durante los años electorales, que si por distracción no sabías que era uno de ellos, te lo van a hacen saber. No, no son las caritas de los políticos por redes sociales y en muchas publicidades, sino que los oficialismos se encargan de hacer y MOSTRAR obras que signifiquen más votos para sus listas.
Las elecciones de medio término pueden reflejar el apoyo a un gobierno de turno, o bien mostrarlo debilitado si el oficialismo pierde en las urnas. Ni hablar si las expectativas eran ganar en alguna provincia y se pierde por paliza.
Resumidamente, se eligen senadores y diputados nacionales, los que cobran alrededor de 10 millones de pesos, igual que un jubilado… También senadores y diputados provinciales, esos cobran un poquito menos, quizás unos 6 millones aproximadamente, habría que preguntarla nuevamente a Emanuel Fugazzotto si no le alcanza para llegar a fin de mes ganando esa cantidad de dinero. Y por último se eligen ediles, concejales, en los departamentos de Mendoza puntualmente.
¿Y qué hacen estas personas? La teoría dice que son los encargados de crear y aprobar las leyes que regulan la vida en sociedad, son los encargados de representar la ciudadanía, escuchándola a la hora de presentar proyectos de ley –u ordenanzas- y ejercen control sobre el Poder Ejecutivo (Intendentes, gobernadores, presidente) para que no hagan lo que se les de la gana con temas importantes y sensibles como pueden ser los presupuestos anuales de un país.
En el departamento de General San Martin muchas veces se “premia” a quienes ocupan lugares en las listas. Será porque no laburan todos los días como los empleados municipales. ¿O por qué ganan mucho más? Quizás son los más idóneos para legislar… ¿O no? El problema es que el ciudadano no se siente escuchado por sus concejales, a menos que se acomode a alguien con un carguito dentro del concejo. Quizás es tiempo de que los ciudadanos empecemos a ejercer nuestra soberanía y controlar a quienes ocupan lugares que aparentemente son tan importantes para la vida política de una comunidad, no solo se debe levantar la mano en señal de aprobación para todos los proyectos que presente el intendente de turno. Tampoco es digno laburar solo presentando reconocimientos.
El legislador municipal debe estar en el barro. Debe ir a donde el intendente muchas veces no quiere. El legislador municipal, concejal, no puede hacer la vista gorda a los problemas que día a día se presentan en su comunidad, porque estar presente es una manera de controlar al Poder Ejecutivo. Señalando defectos y elevándolos en forma de proyectos al “Honorable” Concejo Deliberante de cada departamento.
En estas elecciones se mide el apoyo a una gestión, puntualmente en San Martin la gestión del intendente aprueba, pero tan solo eso, aprueba con lo justo. Políticamente deja mucho que desear, y el radicalismo se encuentra desdibujado, al igual que la mayoría de los partidos políticos de los que la gente desconfía.
