Por CAROLINA JACKY / A pocos pasos de una definición legislativa, por sí o por no.
Mientras se realizan fuertes ajustes económicos que impactan en la sociedad, por los medios y las redes se debaten a favor o en contra del DNU y de la Ley Omnibus. Todos somos entretenidos con los debates en las Comisiones de la Cámara de Diputados.
Escuchamos encendidos discursos a favor y en contra de estos instrumentos jurídicos.
Presentaciones judiciales de distinto tipo, algunas de ellas descubren a sectores privilegiados que ante la perdida de sus privilegios se levantan contra la reforma, dejando expuestos los intereses que los movilizan.
De uno y otro lado, fuegos artificiales, pan y circo, show mediaticos y cada uno de los extremos como provocando al otro, en algunos casos con posiciones tan demodé, ya sea de la izquierda trotskista como de la derecha conservadora católica, y ni hablar de aquellos y aquellas que dicen representar a trabajadores, minorias, adultos mayores, que denominan “pueblo”, que durante los últimos 40 años desprotegieron y empobrecieron, sin hacer la autocrítica que se merecería en estas horas, ni reconocer que ese “pueblo” decidió por otro camino.
Mientras algunos convocan a un paro general, otros invitan a derrocar a un gobierno constitucional, cuando tiempo atrás abrazaban el NUNCA MÁS.
Pareciera que el germen fascista anida en el espíritu de algunos argentinos, tanto de izquierda o de derecha.
Mientras esto sucede y se discute si estas reformas jurídicas serán aprobadas o no, hay silencios que despiertan especulaciones.
Para quienes no lo advirtieron, sorprende que frente a todas estas disputas, tanto Cristina Fernandez como su hijo Máximo no hayan hablado. Tampoco se ha visto que se movilizara La Campora. Y si faltaba algo más, tampoco Sergio Massa se está expresando. A nadie le llama la atención esto?
Hay quienes dicen que estos hicieron un acuerdo con el Presidente Milei, el que consistiría en evitar una persecución judicial.
Otros especulan que el silencio es porque entienden que este no es el momento de atacar a Milei, y que hay dejarlo hacer, porque en pocos meses habrá fracasado, y ese será el momento de salir a hablar.
Dentro de ese análisis, también se dice que parte de este shock se debía hacer, algo que tendría que haber hecho Massa, reconocido publicamente por quien fuera su segundo en el Ministerio de Economía.
La especulación de este silencio es esperar el desgaste, apostando a ser alternativa mañana, cuando lo económico no haya resuelto lo social.
Todo indica que tanto el DNU, como la Ley Omnibus lograran concretar las reformas jurídicas que se propone el Presidente, quedando estas luego sujetas a los avatares judiciales, lugar donde verdaderamente se dará batalla.
Falta poco para saber del desenlace y si tendremos un nuevo orden jurídico con arraigo en las ideas de Alberdi y que respete el constitucionalismo social que nuestra Constitución incorporó cuando la reforma de la Revolución Libertadora, con el artículo 14 bis, y la de Menem y Alfonsín del 94, con la incorporación de más derechos sociales, de segunda y tercera generación, más los Tratados de derechos humanos que parecieran no ser muy apreciados por la actual administración.
El mundo entero ha puesto sus ojos en Argentina, y seguramente que los que optaron por el silencio evaluaron que atacar a Milei, en esta etapa, es darle más poder, y favorecer su poder.