En este océano de escasez, el alineamiento con Milei y la caja de Portezuelo pueden hacer la diferencia, aunque en el medio haya que lidiar con las quejas del consorcio de municipios. Seguramente para ellos la política también encuentre razones que por ahora las finanzas públicas no advierten.
En un año plagado de incertidumbres, Alfredo Cornejo dio el primer discurso, de su nuevo mandato como gobernador, ante la Asamblea Legislativa. Y la apertura de sesiones ordinarias fue el escenario elegido para poner foco en las prioridades de gestión, pero también trazar un diagnóstico del estado de la Provincia y -especialmente- hacer anuncios.
La estrategia para este segundo tiempo de Cornejo en Casa de Gobierno parece ser clara, incluso ante las dificultades que plantea la crisis. En otro giro pragmático, propio de quien debe resolver problemas más que dedicarse a cuestionar soluciones, el gobernador sabe que el 2024 no será un año de crecimiento. Ni mucho menos.
Por el contrario, la abrupta caída de las transferencias de fondos nacionales, tanto regulares como discrecionales por el feroz ajuste que implementa Javier Milei en el sector público y la baja de la recaudación provincial por efecto de la caída de la actividad económica, tornan muy difícil un escenario capaz de garantizar -incluso- las prestaciones básicas del Estado.
El gobernador se ilusiona con un cambio de modelo económico como el que pregona el Presidente, en el que las variables macroeconómicas sienten las bases de la recuperación, pero también en el establecimiento de un vínculo político al cual sacarle provecho. Una relación que hasta ahora había sido unidireccional, pero que tras el anuncio de la firma de una adenda que le permitirá a Mendoza ampliar el objeto del uso de los 1.023 millones de dólares de Portezuelo del Viento, parece empezar a ser de reciprocidad. O al menos de reconocimiento de las necesidades de Mendoza.
Claro, en el medio fueron numerosos los gestos de respaldo que se materializaron en la votación por la Ley Bases y el paquete fiscal que los diputados que responden a Cornejo acompañaron sin fisuras.
En esa trabajosa sintonía nacional y la posibilidad de usar esa fenomenal “caja de ahorro” que suponen los fondos de Portezuelo, es donde el Gobierno sienta sus esperanzas para atravesar un año difícil. Algo así como festejar un empate.
El desafío será no sólo conseguir más gestos como los de esa adenda que rubricaron los ministros Guillermo Franco y Luis Caputo, sino también priorizar qué proyectos se van a desarrollar.
Y ahí es donde el mandatario se topó con nuevos obstáculos, ante el estado de virtual rebeldía que plantearon, principal e inmediatamente, los intendentes sureños (y peronistas) Omar Félix -San Rafael- y Celso Jaque -Malargüe-.
Sorprendidos, ambos entienden que ese dinero debe ir básicamente a sus departamentos y descreen de otras razones para el reparto, pues en realidad temen que Cornejo haga un uso político de los recursos y consolide las chances de quien, desde el oficialismo, pueda llegar a sucederlo.
Pero no sólo eso, los díscolos del Sur ponen reparo a la opción del repago de las obras vía inversión privada y reclaman fijar una política de Estado capaz de reparar todas las promesas incumplidas en el Sur provincial. ¿Cómo? Con plata y obras para sus municipios y la región.
Pero hay más, sin decirlo, hasta ponen en duda el principal motor productivo que Cornejo activó en estos meses: la minería y el desarrollo del Distrito minero Malargüe Occidental con el que el Gobierno viene recorriendo ferias en el mundo en post de su concreción.
El encarrilamiento del frente nacional con la devolución de gentilezas de Milei complica el panorama local, ya suficientemente convulsionado por los tironeos y demandas que diversas comunas (oficialistas y opositoras) vienen planteando en torno a la coparticipación. Una pelea que, como todas, es política, pero que en épocas de vacas flacas se torna de estricta supervivencia.
En ese océano de escasez, el alineamiento con Milei y la caja de Portezuelo pueden hacer la diferencia, aunque en el medio haya que lidiar con las quejas del consorcio de municipios. Seguramente para ellos la política también encuentre razones que por ahora las finanzas públicas no advierten.