La diputada libertaria filtró el contenido de dos grupos de WhatsApp, donde se exhibe toda la secuencia que culminó en la reunión dentro del penal en la que, entre otros, estaba Astiz
La diputada nacional por Mendoza, Lourdes Arrieta, explotó en sus redes sociales y ahora subió la apuesta luego de haberse conocido la intención del Bloque de La Libertad Avanza, LLA, de expulsarla luego del aparatoso episodio donde terminó a los gritos y achacándole grotescamente falta de apoyo al presidente de la Cámara Baja, Martín Menem.
El escándalo en torno a la legisladora por su participación en la visita a detenidos por crímenes de lesa humanidad en la cárcel de Ezeiza, desató una crisis interna en el bloque libertario.
Quien en un principio sostuvo que había sido “engañada” para asistir a la polémica reunión, se encuentra ahora en el centro de una tormenta política con repercusiones que podrían afectar seriamente la cohesión del espacio liderado por Javier Milei.
Con el trasfondo de posibles sanciones y la amenaza de expulsión del bloque, Arrieta subió de tono su postura agresiva y decidió romper el silencio publicando un extenso hilo en Twitter donde reveló detalles comprometedores sobre lo que realmente sucedió, desnudando las tensiones y maniobras internas en LLA.
En sus publicaciones, Arrieta reveló detalles de conversaciones de WhatsApp en grupos donde participaban otros legisladores y colaboradores cercanos a Milei.
Según la diputada, estos chats evidencian que su asistencia a la visita en Ezeiza fue orquestada sin su pleno conocimiento y con el objetivo de beneficiar a un grupo específico de detenidos.
Arrieta expuso que la diputada libertaria Liliana Lemoine estaba al tanto de la visita desde el inicio y la calificó despectivamente de “desequilibrada mental” cuando surgieron críticas hacia el viaje.
También aseguró que varios de sus compañeros fingieron desconocer la situación, lo que a su juicio muestra una clara intención de proteger a ciertos sectores del partido a expensas de su propia imagen.
El escándalo se remonta a la creación de un grupo de WhatsApp en febrero de 2024 llamado “Comida informal con el Padre Javier”, que, según Arrieta, comenzó como un espacio aparentemente inofensivo, pero que luego se transformó en una plataforma para planear la visita a los represores en Ezeiza. Arrieta indicó que fue incluida en este grupo el 23 de febrero por el propio Ravasi, quien la recibió con entusiasmo. En ese chat también participaban figuras clave del partido como Lemoine, Ponce, Orozco, Mayoraz, Santurio, Benedit, Ferreyra y Araujo. Arrieta detalló que en esas conversaciones se habló explícitamente de la necesidad de “liberar” a los presos por delitos de lesa humanidad a través de una serie de reformas legislativas y operativas.
Uno de los aspectos más alarmantes es la documentación vinculada a proyectos legislativos que buscaban modificar la Ley de Ejecución Penal y que, según Arrieta, pretendían otorgar beneficios a los detenidos por crímenes de lesa humanidad. En los chats, Ravasi habría expresado que la intención era que “los que están en cárceles irían a domicilio y muchos obtendrían la libertad”. En esos intercambios, Lemoine habría mostrado su aprobación con emojis y comentarios de respaldo. Para Arrieta, estos mensajes son prueba de que la planificación se llevó a cabo con la complicidad de varios legisladores, quienes luego intentaron deslindarse del asunto cuando estalló el escándalo.
Otro punto crítico que revela Arrieta es la vinculación de estos planes con el Servicio Penitenciario Federal (SPF). En marzo, uno de los participantes del grupo compartió que había tenido una charla directa con el director del SPF, Fernando Martínez, quien supuestamente facilitó las visitas a los penales. Según la diputada, esta coordinación fue clave para permitir el acceso de los legisladores a Campo de Mayo y Ezeiza, en una visita que tuvo como objetivo “evaluar las condiciones” de los represores detenidos. La participación de figuras como Ricardo Saint Jean, Laura Olea y el exjuez Eduardo Riggi en estas reuniones refuerza la gravedad de las revelaciones.
En medio de la controversia, Arrieta explicó que se creó un segundo grupo de WhatsApp denominado “Proyecto decreto”, donde se discutieron los detalles de las reformas legislativas necesarias para lograr la excarcelación de los detenidos. La diputada mencionó que en ese grupo se propuso llevar el proyecto al propio Milei, aunque finalmente no se habría concretado. Sin embargo, el hecho de que varios integrantes del espacio apoyaran la iniciativa sin el conocimiento de Milei pone en cuestión la unidad y transparencia del liderazgo libertario. Arrieta insistió en que la estrategia era avanzar en estos planes sin involucrar directamente a Milei, para evitar comprometer su imagen pública.
Una vez que la visita a los represores se filtró a la prensa, Arrieta señala que se activó un operativo de encubrimiento dentro de LLA. Según la diputada, se creó un grupo denominado “Visita” donde los participantes acordaron un comunicado para desmentir cualquier vinculación con la reunión y minimizar el impacto mediático. Arrieta compartió capturas de mensajes donde se les pedía a los legisladores que borraran fotos y evitaran hablar del tema. En uno de los chats, Ravasi habría solicitado que todos “tapen al máximo lo sucedido” y recomendó desactivar temporalmente ciertos perfiles en redes sociales para reducir la exposición mediática.
Arrieta también reveló que intentó llevar el asunto a las máximas autoridades del partido, pero fue ignorada. Según su relato, algunos de sus colegas le pidieron “tener paciencia” y esperar a que el escándalo se diluyera. Ante la falta de respuesta y el creciente aislamiento dentro de LLA, la diputada decidió hacer públicas las pruebas. En sus últimas declaraciones, Arrieta reiteró: “Quieren ocultar esto para que el Presidente Milei no se entere de lo que estaban haciendo en su nombre”. Estas palabras refuerzan su acusación de que existe un grupo dentro de LLA que actúa de forma independiente y al margen de la agenda oficial del partido.
En cuanto a su situación dentro del bloque, Arrieta enfrenta la posibilidad de ser expulsada en las próximas semanas. La diputada ha sido señalada como una “pieza discordante” dentro de LLA, y algunos de sus colegas ya han manifestado su apoyo a sanciones severas contra ella. Sin embargo, Arrieta se mantiene firme en su decisión de defender su postura y ha expresado que no renunciará voluntariamente a su banca. “Si me van a echar, que lo hagan con pruebas en la mano. Yo no tengo nada que esconder”, afirmó en uno de sus últimos mensajes.
Este caso ha expuesto profundas fracturas en La Libertad Avanza y ha dejado al descubierto un entramado de lealtades y traiciones que amenaza con desestabilizar al espacio libertario. La figura de Milei, hasta ahora incuestionable dentro del movimiento, comienza a ser objeto de cuestionamientos internos, y el escándalo podría tener repercusiones a largo plazo para la estrategia política del partido. Mientras tanto, la Justicia también ha comenzado a tomar cartas en el asunto y podría abrir una investigación formal sobre las visitas a los represores y las posibles irregularidades cometidas por los legisladores involucrados. El desenlace de esta crisis marcará un antes y un después para LLA y determinará si Milei logra mantener el control de su bloque o si la creciente disidencia interna termina debilitando su liderazgo.