El trágico hecho ocurrió en la madrugada del lunes, cuando el policía exonerado, Rolando Celerón, prendió fuego la vivienda en la que vivían su exmujer y su hijo
Mariano Celerón, de 32 años, y Verónica Magallanes, de 49, fueron las víctimas fatales de los actos criminales del expolicía de Mendoza, Rolando Celerón, de 52 años.
El exagente tomó la decisión de incendiar la casa en la que vivían su exmujer y su hijo el lunes en la madrugada. Así, el dramático hecho alteró la noche de un asentamiento cercano al barrio San Martín, al oeste de la Ciudad de Mendoza.
La primera muerte se produjo este martes. Verónica Magallanes falleció a causa de las quemaduras provocadas por el ataque de su expareja.
Este miércoles por la mañana, se informó oficialmente de la muerte del hijo de ambos, Mariano Celedón, de 32 años, quien se encontraba en estado crítico debido las graves lesiones producidas por las llamas.
Ambos presentaban quemaduras en más del 90% del cuerpo, de una gravedad tal que terminaron por quitarles la vida.
Así fue el ataque y la detención del agresor
El hecho ocurrió en un asentamiento cercano al barrio San Martín durante la madrugada del lunes. Según la investigación encabezada por la fiscal de Homicidios, Andrea Lazo, el expolicía provincial, exonerado de la fuerza en el 2006, irrumpió en la precaria vivienda de su expareja, la roció con combustible y le prendió fuego. Al advertir las llamas, el joven intentó socorrer a su madre, pero ambos quedaron gravemente heridos por el fuego.
Alertados por los vecinos, efectivos policiales y equipos de emergencia llegaron al lugar. Celedón, con quemaduras en 40% de su cuerpo, abrió el portón de la casa cuando llegaron los agentes y fue detenido en el acto. Desde entonces, permanece internado bajo custodia policial en el mismo hospital.
Fuentes judiciales confirmaron que la fiscal Lazo espera que Celedón sea dado de alta para formalizar su imputación. En principio, se lo acusará de homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género, delitos que conllevan una pena de prisión perpetua. Ahora, se le podría sumar la responsabilidad por el asesinato de su hijo.
No obstante, los primeros informes indican que el joven ingresó voluntariamente a la vivienda en llamas para intentar rescatar a su madre, lo que podría considerarse una “autopuesto en peligro” y atenuar la responsabilidad del agresor en ese punto.