Por CAROLINA JACKY / Cuando una sociedad perdió la costumbre de sentar a todos en su mesa
Anestesiados de una grieta que desconocemos como se instaló entre nosotros, hoy es imposible volver a sentar en nuestra mesa familiares y amigos como lo hacíamos en otros tiempos.
Atrás quedaron esas reuniones donde venía el tío radical y el primo peronista, y que podían departir un almuerzo o cena con el amigo del Partido Comunista y la tía liberal.
Hoy debemos pensar muy bien a quienes invitamos a nuestra mesa, con mucho cuidado de no juntar al coptado por TN, Clarin y Mitre, con el de C5N, Página 12 y Radio 10, imposible.
Cuando queremos pasar un buen momento con familiares y amigos, la y los políticos se encargaron de cambiarnos la vida, acompañados por medios y periodistas fueron destruyendo nuestra vida social.
Logramos superar esos tiempos de peronismo y antiperonismo con aquel abrazo entre Perón y Balbin, y más cerca hace 40 años al volver a la democracia, todavía podíamos reunirnos todos con todos.
Teniamos diferencias, discutíamos sobre ellas, hasta podíamos llegar a levantar la voz, pero nunca a lo que hoy llegamos.
Cómo juntar a quien se expresa con términos de “yegua”, “chorra” con el que dice “macri-gato”, “montonera” o “panqueque”, y todo dicho con un nivel de odio y agresión pocas veces visto como para terminar con una de esas “costumbres argentinas”, la juntada para un asado.
Si vos sos uno de esos que ya no sos tan invitado como antes o que ya no participas en ese tipo de reuniones, reflexioná sobre quien es el culpable de que esto te suceda.
Hemos perdio afectos, familiares y amigos, los seguimos queriendo, pero no podemos juntarlos y nos cuesta mucho reunirnos para que cada dos palabras les brote la discriminación, el insulto fácil y hasta el punto de que nosotros mismos seamos juzgados por no subirnos a su discurso.
Esa grieta le dió resultado a los que la crearon, por lo menos hasta ahora.
Parece que ha despertado una juventud que se apartó y busca otro camino.
También sociedades que decidieron cambiar y castigar con su voto, algo así sucedió en Neuquén, San Luis y San Juan, para dar un ejemplo cercano, y a nivel nacional parece que se estaría eligiendo a un exterminador de la grieta.
Aventurado sería predecir si esto mejorará o no nuestra mesa, y si mañana podremos restablecer esas reuniones donde nos juntabamos a comer un asado sin pensar a quien invitar y a quien no.
Si sos de aquellos que no te invitan como antes, que cada vez tu círculo se achicó más y más, este es el momento de pensar.
La vida es una sola, y porque vivirla desayunando con vinagre o limón, porque no cambiar y dejar de ver todo el tiempo TN o la TV pública, Mitre o Radio 10, creo que ha llegado la hora de hacer terapia y terminar con la violencia en pos de una sociedad mejor.
No sigamos alimentando esa grieta busquemos la unión de nuesta familia y amigos.