Desde Chile culpan a los funcionarios argentinos de la AFIP. En Argentina cargan contra los trasandinos que operan sólo con cuatro cabinas de atención. En medio sigue el turista, soportando que baje la congestión para avanzar unos milímetros en sus trámites
Los viajeros que pretenden buscar un lugar de descanso en la República de Chile y que eligieron pasar al otro lado de la frontera argentina por Mendoza siguen padeciendo la inoperancia de quienes oficialmente deben realizar los trámites aduaneros a uno y otro lado del límite internacional.
Con una experiencia, por momentos exasperante, desde que parten de Mendoza -oteando al Oeste- llegan a demorar entre unas 10 y 12 horas hasta alcanzar el deseado momento del descanso. Luego de un difícil año de labores donde la situación económica en Argentina ha hecho muy difícil que muchas familias puedan optar por unos días en las tentadoras playas chilenas gracias a la inflación que promete agravarse en 2023.
Así las cosas, mientras ya nadie confía en los convenios de cooperación internacionales y los compromisos de los funcionarios, argentinos y chilenos, que públicamente se echan la culpa unos a otros ante los padecimeintos de los viajeros argentinos, el caro asunto parece no encontrar solución.
Desde Chile, acusados por este lado de la Cordillera de los Andes de demostrar una muy baja productividad en la realización de los trámites en el Complejo Los Libertadores, con solamente cuatro cabinas operativas durante el martes 3 de enero, acusan a la Administración Federal de Ingresos Públicos, AFIP, de trabajar con esasés de funcionarios.
Con viento a favor, ahora los tiempos para llegar a Chile, según el tránsito internacional, se reduce a unas siete horas de demora, cuando el periplo debería no demorar más de cinco horas en total, entre la partida, el cruce y el arribo.
El mismo lunes, el responsable máximo de los trámites que los argentinos deben completar, Cristian Aravena Reyes, representante presidencial en la localidad chilena de Los Andes, pidió que los viajeros preparen su aventura con tiempo, con toda la documentación requerida, “con el fin de agilizar el trámite“. Casi un chiste, ya que cuando uno llega a su merced, dicha agilidad se transforma en un peso muerto que es justificado por las autoridades chilenas por “la alta congestión vehicular”. Claro, no se quejan de que la documentación no la portan adecuadamente, sino de que son muchos los autos y las familias, para tan pocos funcionarios. ¿Por qué no refuerzan entonces con más personal?