El ingreso de agua al embalse Potrerillos cayó muy por debajo de los valores históricos y obliga a restringir el riego. Advierten que el verano 2026 será aún más crítico.
La cuenca del río Mendoza atraviesa un escenario hídrico crítico que ya impacta en el sistema de riego y en el abastecimiento general. Según datos del Departamento General de Irrigación, el caudal actual se ubica muy por debajo de la media histórica para esta época del año, lo que obliga a aplicar fuertes restricciones y anticipa un verano especialmente complejo en materia de disponibilidad de agua.
¿Cuál es la situación actual del caudal del río Mendoza?
De acuerdo con los registros oficiales, a mediados de diciembre deberían ingresar unos 71 metros cúbicos por segundo al sistema del río Mendoza. Sin embargo, los valores actuales no superan los 34 metros cúbicos por segundo. Esto representa apenas el 40% de la disponibilidad esperada, lo que afecta tanto el caudal instantáneo como el promedio mensual.
¿Cómo impacta la escasez de agua en el sistema de riego?
La falta de caudal ya se refleja en la modalidad de entrega del agua. En la Primera Zona del río Mendoza, el esquema vigente contempla tres días con riego y seis días sin suministro, tanto para productores agrícolas como para usuarios urbanos. Durante las fiestas de fin de año, entre el 26 y el 30 de diciembre, el sistema permanecerá cargado como medida preventiva para reducir riesgos en cauces y canales.
¿Qué restricciones se prevén para los primeros meses de 2026?
El panorama para el verano próximo es aún más restrictivo. Según anticipó Mario Salomón, titular de la Inspección de Cauces de la Primera Zona, en febrero el sistema podría dividirse en cuatro secciones. Esto implicaría apenas tres días con agua y períodos de entre nueve y diez días sin riego, reduciendo significativamente los turnos disponibles.
¿Qué consecuencias tendrá la crisis hídrica para la producción agrícola?
La situación pone en jaque a la producción agrícola tradicional, especialmente a las fincas que dependen del riego gravitacional. En este contexto, no será posible regar la totalidad de la superficie como en años normales, lo que obliga a priorizar parcelas y optimizar al máximo el uso del recurso disponible.
¿Qué medidas recomiendan para usar el agua de manera más eficiente?
Desde la Asociación de Inspecciones de Cauces recomiendan aplicar medidas de uso eficiente del agua, como regar surco por medio, reducir la roturación del suelo y mantener limpios los canales para facilitar el avance del agua. Estas recomendaciones forman parte de un decálogo elaborado por ASIC Primera Zona Río Mendoza.
¿Por qué es clave un plan estratégico de riego?
Salomón remarcó la necesidad de avanzar en un plan estratégico basado en cuatro pilares: infraestructura, manejo, conservación y operación. Esto incluye la reparación de compuertas y acequias, una gestión más precisa de los turnos y el retorno a una cultura de riego intensiva, incluso en horarios nocturnos, como ocurrió en otras etapas de sequía en Mendoza.
¿Qué herramientas existen para avanzar en la tecnificación del riego?
Existen líneas de crédito blando del Departamento General de Irrigación y del Consejo Federal de Inversiones orientadas a pequeños y medianos productores. Si bien no se trata de subsidios, estas herramientas permiten avanzar hacia sistemas más eficientes, como el riego por goteo, siempre que previamente se optimice el sistema tradicional.
¿Qué otros cambios se están implementando en la gestión del agua?
La entrevista también abordó recientes cambios administrativos que simplifican trámites para usuarios urbanos sin acceso a acequias. Además, se destacaron experiencias en barrios privados de Luján de Cuyo, donde se implementan reservorios y esquemas de riego en bloque para evitar el uso de agua potable en jardines.
¿Cuál es el principal desafío para Mendoza ante la crisis hídrica?
La caída del caudal del río Mendoza vuelve a poner en el centro del debate la gestión del recurso hídrico. Con menos agua disponible y un verano por delante, el desafío será sostener la producción y el consumo mediante un uso cada vez más racional, planificado y eficiente del agua.