El intendente del departamento de General San Martín de Mendoza, Raúl Rufeil, comunicó, en su mensaje de apertura de Sesiones Ordinarias en el Concejo Deliberante, algunos negocios con los que el municipio del Este provincial se concentrará en su gestión 2025
Con un discurso de una hora cuarenta minutos, el intendente de San Martín, Mendoza, Raúl Rufeil, detalló la gestión de gobierno desarrollada durante el año pasado y anunció el plan de obras públicas que se propone concretar en el transcurso de 2025, también anunciando algunos negocios a concretar en lo que resta del año.
Entre otros temas que consideró caros para la comuna del Este de Mendoza, destacó la inauguración de la Escuela de Oficios, su expansión y los avances producidos en la construcción del nuevo centro asistencial de Palmira, cuyo avance de obra alcanza el 60%.
El mandatario sostuvo que luego de haber inaugurado la obra de remodelación de la Terminal de Ómnibus, va a concesionar su mantenimiento y funcionamiento. La obra le costó al municipio más de 225 millones de pesos, en la segunda terminal de servicios de transporte público de Mendoza, luego de entidad provincial en el departamento de Guaymallén, a la vera de la Avenida Costanera que divida a Ciudad del departamento gobernado por el intendente Marcos Calvente. En ello radica la importancia de esta decisión del mandatario local.
El otro gran anuncio vinculado al impulso de negocios de terceros fue la concesión para realizar el mantenimiento de todo el predio que comprende al Centro de Congresos Francisco y al Templo del Vino, ambos en el Parque Agnezi de San Martín, en los que anticipó, al mismo tiempo, que se va a encarar una serie de obras con fondos de la comuna, que incluye la refacción de los sistemas de climatización.
La metodología es conocida. El Estado invierte cifras significativas para concederlas a una empresa privada para su explotación, al estilo del exintendente peronista Jorge Omar Gimenez, cuando lo hizo con grandes cifras de dinero para el traslado y la instalación de vagones de trenes en desuso en el Parque Sarmiento que servirían luego para que funcionara un bar.
Un empresario amigo del poder peronista en ese momento se quedó con la explotación del local comercial por un ínfimo canon mensual, gestión muy criticada en ese momento por el radicalismo, por esos días el principal bloque de la oposición política.